Para la dirigente salteña, que la “rebelión parta de un dirigente con proyección nacional revela la crisis institucional de la Argentina”. Lamentó que la pelea chica distraiga a la dirigencia de la tarea fundamental del momento: vacunar.
“El Presidente ha tomado una decisión de emergencia para controlar la pandemia. Lo hizo mediante un Decreto de Necesidad y Urgencia que, de acuerdo con la Constitución tiene rango de ley, hasta tanto el Congreso decida lo contrario. Lo que resulta inaceptable es que el Jefe de Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires ha llamado a la desobediencia de un acto de autoridad presidencial. Que esa rebelión parta de un dirigente con proyección nacional, revela la crisis institucional de la Argentina” dice Escudero en el primer párrafo de su columna radial.
“Si Rodríguez Larreta consideraba que el Presidente invadió facultades propias de la Ciudad, estaba bien plantearlo ante la Corte Suprema para que resuelva una materia de interpretación constitucional, pero mientras tanto, la obligación es acatar el decreto presidencial. Un dirigente que convoca a rebelarse contra la autoridad presidencial es irresponsable y peligroso. La pérdida de autoridad abre la puerta a la anarquía”, enfatizó.
Mientras tanto, la columnista advirtió que la pandemia avanza y no hay certezas sobre si las vacunas serán suficientes frente a las nuevas cepas en un contexto de dificultades para acceder a las mismas en cantidad suficiente para alcanzar la inmunidad colectiva. “¿Por qué Argentina no accede a más vacunas? Es lo que la política debiera estar mirando de cerca y trabajando en conjunto para encontrar soluciones creativas”.
En ese punto, Escudero enumero algunas situaciones que en situaciones normales no ocurrirían: aceleramiento de marcos regulatorios en la producción de vacunas que normalmente son más extensos; o la posibilidad de que algunas personas vacunadas experimenten efectos adversos a pesar que las vacunas cumplieron los requisitos de seguridad y eficacia necesarios.
“En este contexto, los laboratorios productores de las vacunas abogan por un sistema de compensación sin culpa para los perjudicados, y una exención de responsabilidad civil para los fabricantes. Este blindaje legal existe en la legislación de Estados Unidos para casos de pandemia. Esa legislación establece que las farmacéuticas están exentas de responsabilidad civil, en caso de que haya problemas de seguridad, con un producto usado dentro de una autorización de uso de emergencia”. Situación que en líneas generales fue seguida por la OMS – creó un Fondo de Compensación, financiado con un impuesto de 10 centavos de dólar por cada vacuna suministrada a través de COVAX, para afrontar eventuales demandas por daños colaterales” -; y también por la Comisión Europea al eximir a los fabricantes de vacunas de las indemnizaciones por los posibles efectos negativos, asumiendo dicha responsabilidad por las razones de premura y la necesidad de disponer de las vacunas para la población europea.
En ese marco repasó la ley 25.573 aprobada por el Congreso Nacional en noviembre pasado para liberar de responsabilidad a los fabricantes de las vacunas para Covid19, exceptuando los casos que involucren maniobras fraudulentas, conductas maliciosas o negligencia. “Como se advierte, no existen diferencias notables con la normativa europea” dijo, para finalmente lamentar que los esfuerzos se disipen en peleas domésticas.
“El contexto señalado muestra un contraste lamentable: mientras domésticamente asistimos a una pelea chica, el mundo de las negociaciones para el acceso a las vacunas requiere de una fortaleza que se consigue con mayores ventajas en un contexto de acuerdos regionales. Cuántos mejores resultados obtendríamos a través de negociaciones en el ámbito de Mercosur, Unasur, Celac, las instituciones creadas justamente para poder negociar con mayor peso específico frente a otros bloques poderosos. Lo que la pandemia y la inequidad en la distribución de vacunas desnuda es la situación de desigualdad y la orfandad de instituciones internacionales con poder regulatorio. El acceso a las vacunas y a los medicamentos salvavidas, es un derecho humano fundamental.
“Como bien afirma Harari, peor que este virus pueden ser el odio, la avaricia y la ignorancia. Frente a la pandemia, la ciudadanía espera ver una dirigencia política elevando su mirada y tomando decisiones con más compasión, más colaboración y más solidaridad”, sentenció.