La prensa nacional entrevistó a Kevin Montes, el ex seminarista que denunció por abuso sexual a Carlos Fernando Páez, quien era cura en Tartagal. Montes relató lo sucedido, cómo le destrozaron los sueños y la manera en la que considera cerrar este ciclo buscando justicia en su caso, que se asemeja al de muchos otros sobrevivientes.
Kevin Montes denunció por abuso sexual a Carlos Fernando Páez, el cura de la parroquia donde él estudiaba. Lo hizo en la justicia Civil y en la canónica. El juicio contra el ex cura arranca el 15 de mayo. Ante la cercanía de esa fecha, muchos medios recordaron la historia de este joven salteño que hace 4 años se animó a realizar la denuncia contra su abusador. Los hechos ocurrieron entre 2015 y 2017, mientras era seminarista.
En la extensa entrevista publicada por El Diario, el joven tartagalense cuenta que desde muy pequeño quería convertirse en sacerdote, a los 18 años entró al seminario porque quería “salvar al mundo”. De aquel deseo no queda nada. “A mí me lo quitaron todo. A mí me quitaron todos los sueños, me quitaron las ganas de vivir. Hasta que en un momento dije: no. Para vivir necesito cerrar este ciclo con justicia”, señala Montes.
Además relata cómo él junto a otros seminaristas tenían presiones por parte del obispo para que no denunciaran los hechos de violencia o abuso. También las coerciones a las que era sometido por parte del cura Páez en ese momento: «Mi fe, mi vocación me la había dado Dios, pero él se había adueñado de ella. Desde ahí jugaba sus cartas. Él se había involucrado mucho en mi vida personal. Cuando uno está en el seminario cuenta absolutamente todo, hasta tus más profundos pensamientos, tus más profundas sensaciones. Y ahí donde esta persona empezó a a tejer sus hilos para atraparme y así vulnerar mi integridad sexual».
Luego explica: «La Iglesia como institución a mí y a tantos otros ex seminaristas que hemos pasado por lo mismo nos hicieron a un lado, nos soltaron la mano. Hoy no pertenezco a la institución, no me siento parte, no me interesa. Y con respecto a mi relación con Dios, yo creo que Dios no me llamó a ser cura. Creo que Dios me llamó a que ayude a destapar ese tipo de cosas».
Así también, relata cómo otros clérigos eran cómplices de las atrocidades que cometía Páez: «Cuando hablé Monseñor Scozzina y le manifesté lo que me pasaba con este sacerdote Páez, me dio la opción de no ir a esa parroquia en mis días libres. En enero del 2019, cuando presento oficialmente mi renuncia al seminario, volví a comentarle a Scozzina la situación: ‘Padre, fijesé que esta persona sigue llevando gente, a chicos menores de edad a su casa, que él me hizo esto y esto, y me hostiga, me persigue y me difama’. Scozzina me dijo bueno, andá y encaralo como un hombre; y si lo tenés que reventar, reventalo».
Más adelante en el artículo, Montes señala: «Quiero aclarar esto y lo voy a aclarar siempre: no estamos hablando solamente de acceso carnal: te voltearon, te mataron, te quitaron la vida. Tus sueños, tus proyectos. Yo entré en el seminario porque quería ser cura, quería salvar al mundo desde el servicio. Y a mí me lo quitaron todo. Me quitaron las ganas de vivir. Yo me he auto flagelado. He intentado quitarme la vida en dos ocasiones y en un momento dije: no. Dije: yo quiero vivir y para vivir necesito cerrar este ciclo con Justicia. Justicia para mí, Justicia para aquellos jóvenes que fueron abusados por esta persona desde el año 1998, jóvenes que hoy ya son adultos y que no pudieron dar este paso todavía. Yo elegí renacer y elijo todos los días sobrevivir. Todos los días me levanto con un propósito: justicia por mí y por los que no se animaron a denunciar».
Qué pasó con Páez
Carlos Fernando Páez está imputado por el delito de abuso sexual simple doblemente agravado por haber sido cometido por ministro de culto reconocido y encargado de la educación.
Paéz era sacerdote en la parroquia La Santa Cruz, en Villa Saavedra, Tartagal, que depende de la Diócesis de Orán. Allí coincidieron Montes, el denunciante, y el cura acusado.
Después de la denuncia civil, Páez fue trasladado a la parroquia Nuestra Señora de la Merced de La Unión, que también depende de la Diócesis de Orán. El obispo de Orán, Luis Scozzina, suspendió del ejercicio del sacerdocio a Páez en agosto. También lo expulsaron de la parroquia Nuestra Señora de la Merced de La Unión, donde residía.