Los vínculos entre Salta y el Instituto Interamericano de Cooperación para la Agricultura deberían mantenernos alertas. Sutilezas conceptuales que disfrazan la violación de la autodeterminación de los pueblos como ayuda para el progreso.
Mientras trascurre la vida en un año totalmente atípico por el confinamiento establecido por causa de la pandemia COVID-19, observamos hechos que no han sido muy difundidos en la prensa a nivel masivo, pero de suma importancia para los ciudadanos. Porque tienen gran implicancia en la calidad de vida, puesto que se trata de la insistencia en modelos de los cuales ya tenemos experiencia, con consecuencias negativas en múltiples aspectos.
El 16 de octubre fue celebrado el Día Mundial de la Alimentación, como “llamamiento para reconstruir mejor y rendir homenaje a los héroes de la alimentación”, donde se enfatiza “cultivar, nutrir y preservar juntos” a partir de sistemas alimentarios sostenibles. El 12 de octubre, otrora Día de la Raza, ahora Día del Respeto a la Diversidad Cultural, es una fecha significativa en la cual resurge la noción de la colonización.
A pesar de los revisionismos históricos, que tienen lugar cuando de rescatar derechos se trata, y aún con la resurgencia de nuevas formas de consideración del derecho a la alimentación, es interesante ver cómo persistir en consideraciones dialécticas, que son muy importantes por cierto, no resulta suficiente para poner el énfasis donde fácticamente estas cuestiones son de suma importancia.
Con fecha 6 de marzo de este año, se anunció la firma de un acuerdo marco entre la provincia de Salta y el Instituto Interamericano de Cooperación para la Agricultura -IICA-, para la cooperación técnica en desarrollo territorial y agricultura familiar, seguridad alimentaria y nutricional, desarrollo productivo, sanidad agropecuaria y gestión sostenible del agua y suelos. Cabe acotar que el IICA ya tiene en marcha otros proyectos para la agricultura familiar en la provincia.
Por otra parte, un nuevo plan para el agro argentino, denominado “AgTech – el nuevo paquete tecnológico del sector agropecuario”, se presentó formalmente el 30 de junio, sentando las bases de una propuesta para el futuro de la agricultura en nuestro país.
Esto sería muy auspicioso y positivo, si este plan no estuviese referenciado a una agenda mucho más importante a escala global. El abogado Fernando Cabaleiro, coordinador de la ONG argentina Naturaleza de Derechos, rescata en un documento de junio 2020*, de su autoría, el antecedente de otro acuerdo celebrado en 2018 entre el IICA y Microsoft Latinoamérica, en el cual queda definida “la hoja de ruta para la transformación digital del agro de las Américas”.
Según el doctor Cabaleiro, el AgTech de IICA es el AgOne de la Fundación Gates. La doctora Vandana Shiva (India), doctora en Ciencias Físicas, ecofeminista, activista por la soberanía alimentaria y la agroecología, se refiere al AgOne como un nuevo intento de recolonización de la agricultura.
Un análisis crítico a ese nuevo modelo de tecnología agrícola se encuentra condensado en el documento “Ag One: Recolonisation of Agriculture”**, firmado por la doctora Shiva, Prerna Anilkumar y Urvee Ahluwalia.
El contraste entre un modelo tecnológico portado por las principales compañías exportadoras de estas “tecnologías”, que buscan imponerlo masivamente alcanzando a pequeños y medianos productores aún no impregnados por esta tendencia, y un modelo biológico, agroecológico fundamentado en el equilibrio y respeto de la vida, es enorme. Razón por la cual, con el uso de sutilezas, se quiere disfrazar la violación de la autodeterminación de los pueblos como ayuda para el progreso.
No es casual que al mismo tiempo, todos los ciudadanos estemos siendo sometidos a la manipulación informativa de las consecuencias pandémicas y el peligro sanitario. También en este aspecto tan importante como es el sanitario, en el mundo entero se está propiciando el flujo de nuevos productos patentados en los países desarrollados, para su imposición como necesidad en los países en desarrollo y subdesarrollados.
Éstos no son tiempos de tibieza para el ecologismo. Y sin embargo, no vemos una reacción masiva de rechazo a estas nuevas tecnologías.
A nivel del actual gobierno, se observa una anuencia total con este nuevo modelo. Por lo tanto, conceptos tan caros como soberanía y seguridad alimentaria, autodeterminación de los pueblos, identidad y las justas reivindicaciones portadas por colectivos rurales de hombres y mujeres -según parece por los avances constatados en la implantación de este nuevo modelo de colonización agrícola, con cobertura asistencial- formarán parte de un nuevo paquete de espejitos de colores para este siglo XXI, con el sello de los Objetivos de Desarrollo Sostenible pero sin ser Desarrollo Sostenible.
El problema es que vienen por las tierras, por el agua, por la incautación -mediante el engaño- de la propiedad de las semillas, una invasión -que no se ve- de un mundo tecnológico desconocido (qué es, sino, la tecnología CRISPR -Clustered Regularly Interspaced Short Palindromic Repeats-, “herramienta de edición del genoma que actúa como tijeras moleculares capaces de cortar cualquier secuencia de ADN del genoma de forma específica y permitir la inserción de cambios en la misma”, herramienta no necesariamente precisa y que puede generar efectos indeseados como mutaciones peligrosas).
Por el contrario, es de preguntarse cuál será la posición de la población de consumidores a nivel global sobre esta nueva avanzada de la ingeniería genética para producir alimentos OGM -Organismos Genéticamente Modificados-, los cuales tienen el rechazo de consumidores y productores en todo el mundo, así como ciertos frenos regulatorios. Tal vez aumente el reclamo por el etiquetado “no contiene OGM” en alimentos (para poder elegir qué se consume), como el consumo y producción de productos de calidad ecológica y certificados orgánicos.
Hay una cierta perversidad en disfrazar el empoderamiento tecnológico como única solución (se sabe que no es solución, sino más problemas) para paliar el hambre y la pobreza, y para facilitar la mitigación y adaptación al cambio climático en poblaciones vulnerables (incluso apelando al empoderamiento de las mujeres rurales). El problema de estos megaemporios es que la diversidad biológica del planeta no les pertenece, por lo tanto no pueden patentarla. Es un costo de oportunidad que no pueden dejar pasar. Pero también hay gente empoderada por el conocimiento, la experiencia y una lucha de décadas, interesada en resguardar el equilibrio natural.
Según cita el doctor Cabaleiro, en nuestro país los acuerdos con el IICA se inician en 2009, con un acuerdo general de cooperación técnica, continuando en 2012 con la firma del Convenio N°138 dentro de ese marco, lo cual, en líneas generales, significó el aumento de eventos transgénicos aprobados y del uso de agrotóxicos, incremento de los desmontes y de la superficie dedicada al cultivo transgénico. El plan AgTech es parte de este Convenio N°138. En 2013, el director general del IICA, presentó el “Plan de Agricultura Inteligente”, para reemplazar la agricultura tradicional que “ha sobreexplotado los recursos naturales”, según los dichos de su entonces director.
Encontramos en estos conceptos equivocados, una semejanza con ciertos postulados presentados en el combatido proyecto de Acuerdo Porcino con China. La misma desfachatez, el mismo disfraz “para la obtención de beneficios ambientales, reducir la emisión de gases de efecto invernadero y mejorar el aprovechamiento del agua”.
No es posible permanecer inertes ante tamaña colonización, no sólo de las tierras, la biodiversidad, la alimentación, y por ende el cuerpo de los sujetos de derecho que somos. Resulta fundamental la acción ciudadana para confrontar esta unión de intereses privados y públicos, contraria al bienestar general.
Para más información ver:
* “El socio menos pensado. El desembarco de Bill Gates en el sistema agroalimentario argentino”
El socio menos pensado. El desembarco de Bill Gates en el sistema agroalimentario campesino
** “AgOne: Recolonisation of Agriculture”
http://www.navdanya.org/site/attachments/article/703/Ag-One-17thfeb.pdf
Video: “El impacto científico tecnológico en el desarrollo del sector agropecuario”
https://www.youtube.com/watch?reload=9&v=0F_uMEpOACE&feature=emb_logo