lunes 16 de septiembre de 2024
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Siete años sin un referente popular salteño | Vuenaventura David: la pedagogía de la simpleza

Fue uno de los fundadores de la CTA salteña y un dirigente incansable que buscaba resolverlo todo con una sonrisa de paciencia eterna. Falleció un 15 de agosto del 2017 tras luchar contra una grave enfermedad. (Daniel Escotorín).

Fue ante todo un compañero, así: alguien que compartía todos sus espacios, un dirigente, un militante de puertas abiertas y consecuentemente de corazón abierto. Dispuesto a brindar una mano o las dos, y si no podía o no alcanzaba, comprometía a otros en su objetivo de poder ayudar, solucionar el mínimo problema o el gran problema que podían llevarle tanta gente, personas que pasaban por las sedes, su oficina, su vida. Empatía le dicen ahora, solidaridad y corazón le decíamos antes, es lo mismo. Todo eso era parte de David, su apellido que era más su nombre, porque Vuenaventura se había vuelto su apellido, no importaba. Todo buscaba resolverlo, incansable, como su sonrisa de paciencia eterna.

Desde su terruño inolvidable, siempre recordado por él, llegó a Salta, al trabajo como empleado estatal allá por los setenta, de allí a ATE, o sea a la militancia, las luchas, el compromiso. Ese viejo ATE que en los noventa era un refugio de la militancia de todos los sectores gremiales, políticos, compañeros y compañeras que encontraban allí un lugar, un tiempo, un compañero para hablar, escuchar, para estar. Ese espacio donde el afecto era un refugio de la resistencia donde se entraba sin tocar ninguna puerta.

Después la CTA, o el CTA original, que era casi lo que ya estaba, faltaba ponerle nombre nomás para lo que ya estaba en el aire, en las ganas.

Fue un constructor, un arquitecto y un obrero, un soñador y un realizador, alguien dispuesto para las discusiones sobre algún futuro y utopía como para organizar cada demanda que surgía, dispuesto a escuchar y aprender y también a enseñar desde su pedagogía de la simpleza, la vida, la experiencia. Empeñado finalmente en construir el partido, el instrumento electoral, el que reclamamos y entendimos necesario para dar esa batalla por el poder y sentíamos como la realización de la instancia final para lograr ese movimiento de liberación que soñaba, soñamos.

Anda por ahí, entre nosotros, en la memoria de quienes lo conocimos, la memoria de sus acciones, sus virtudes, su presencia. Anda en esa memoria del alma, la que no falla, la que no olvida, porque si vive ahí es porque algo habrá hecho. Y quedan la deuda y las ganas de sentarse y hablar, porque tenemos que hablar de tantas cosas, compañero del alma, compañero.

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