En una histórica proclama escrita en 1815, el prócer atacaba a los que preferían cuidar sus propios intereses antes que defender al pueblo.
Que Martín Miguel de Güemes fue un caudillo que representó a los que menos tenían es algo comprobado. Sin embargo, en Salta hoy en día su legado pareciera estar en manos de personajes alejados del piso de tierra, salvo cuando pisan sus estancias con sus trajes de gauchos limpios, sin manchas, como disfraces que se sacan cada tanto.
Si a alguien todavía le quedan dudas del lugar en el que Güemes se ubicaba, alcanza con leer su proclama del 23 de febrero de 1815, donde ataca con virulencia y sin tapujos a aquellos que buscaban poner palos en la rueda porque preferían cuidar sus intereses.
Patriotas: ved el cuerpo militar de vuestros hermanos los gauchos que se une, se forma y sale a la campaña en los breves momentos de cuatro días: observad el gozo, la alegría y el júbilo con que van a presentarse a la frente de un ejército orgulloso, sin que a ninguno de estos héroes acompañe aquel temor que constituye los esclavos viles y ruines.
(…)
Neutrales y egoístas: vosotros sois mucho más criminales que los enemigos declarados, como verdugos dispuestos a servir al vencedor en esa lid. Sois unos fiscales encapados y unos zorros pérfidos en quienes se ve extinguida la caridad, la religión, el honor y la luz de la justicia…”
(…)
“Hombres todos, patriotas, enemigos y neutrales: escuchad la verdad y el clamor de la naturaleza. Patriotas: confiad en los campeones, que tengo el honor de mandar, y tened el consuelo de que estos brazos fuertes e incorruptibles os darán la libertad a que anheláis, y la seguridad que deseáis. Secuaces de los tiranos: vuestra soberbia os precipita. Advertid que las dieciocho provincias de esta América del Sud que sacuden la opresión, no las podrá ultrajar vuestra impotencia, ni serán duraderas las tramoyas y seducciones de que os valéis. Elegisteis este suelo para estableceros con vuestras familias y tomasteis en él un segundo ser pensado con juicio sobre vuestra suerte. Tenéis tiempo para arrepentiros, pero sea con operaciones, que inclinen a la confianza. Neutrales y egoístas: la sociedad americana de que no sois parte integrante, sino una perversa cizaña, la tenéis irritada. Os conocen y no podréis engañar. Estáis embarcadas en la nave de esta revolución y no os fascináis. Reformad vuestra conducta e incorporaos con vuestros hermanos, manifestando públicamente que aunque no tomáis las armas en la mano, sois artífices de igual importancia que los militares para el edificio de esta grande obra, siempre que concurráis generosa y suficientemente al sostén de su causa alimentaria. Salta y febrero 23 de 1815 y sexto de la libertad americana.
Martín Güemes
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