lunes 2 de diciembre de 2024
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La columna de Sandra Carral Garcín | El nuevo debate: vacunación o confinamiento para quienes no desean hacerlo

En países como Francia, el “pase sanitario” ya se implementa. Consiste en la presentación digital o en papel de una prueba sanitaria para poder participar de ciertos eventos o utilizar determinados servicios.

Inmersos en esta experiencia inédita de confinamientos, idas y vueltas en el dominio científico, decisiones políticas, pistas erradas dadas por organismos internacionales de renombre, etc., sobrenadamos en estas aguas oscuras gracias a la pertinencia y coherencia de científicos y expertos de renombre mundial, justamente los más denostados por un sistema que parece preestablecido a la pandemia, con gran soporte en los medios masivos tradicionales.

No existe una sola vía para llegar a la solución del problema, es lo que dicen grandes expertos en este dominio, a pesar del gran trabajo realizado para que sólo la doxa oficial predomine. Transcurridos meses de experiencia, la doxa hizo agua en cuanto a la aplicación de confinamientos ciegos sin fundamento científico. Los resultados están a la vista, los hechos no se pueden ocultar: nuestro país se encuentra encabezando las peores gestiones de la pandemia a nivel mundial y con el confinamiento más largo. Los efectos sanitarios y económicos a corto, mediano y largo plazo, se han visto y aún están por verse.

Mucho podemos decir sobre el tema, para lo cual no es suficiente una sola de estas columnas, en efecto, desde este lugar se han ido recopilando avisos de expertos contradicentes a la doxa COVID-19, y el tiempo da la razón en cuanto a esta elección. Por criterio lógico, un problema complejo no puede tener una única solución (que tampoco es simple).

Observando el mundo, ha sorprendido el desprecio y el ataque a grandes expertos que desde el primer momento alzaron la voz para tratar de evitar males mayores. El tiempo también les dio la razón, el confinamiento no sirve para eliminar una epidemia. Lamentablemente, las víctimas no sólo de carácter económico, sino también por deficiencia de atención sanitaria o por los efectos mismos de un encierro global, son incontables.

La panacea de este año, es la vacunación masiva. Esto demuestra que los despectivamente llamados “complotistas”, “negacionistas”, etc., no estaban tan equivocados el año pasado, dado que la irracional imposición de una política pública supresora de derechos como fue (y es) el confinamiento ciego se decía iba a ser usada como argumento para el próximo paso que era la imposición de la vacunación (digámosle confinamiento masivo, puesto que no se identifica quién debe ser aislado por ser portador del virus pandémico, previo a haber sido testeado y diagnosticado, como corresponde, es decir, con un adecuado nivel de CT -ciclos de amplificación- para un test RT-PCR que cuando positivo es el resultado, es confirmado con cultivo celular para que no se trate de un falso positivo).

Y así resultó. En este año la opción es vacunación contra confinamiento. Es decir, si no hay vacunación masiva (algunos incluso dicen vacunación de toda la población), habrá confinamiento. O, en otra versión, el que no se vacune, quedará confinado o privado de participar en cierto tipo de eventos o actividades donde haya concentración de personas, o que implique, por ejemplo, desplazamientos o utilización del transporte público.

Así está pasando ya en ciertos países, donde se está implementando el pase sanitario. Como en Francia, lo cual ha generado en la población una lógica reacción de repudio que ha podido verse en las calles de varias ciudades en marchas masivas. Por alguna razón, la información que se transmite en los grandes medios de nuestro país no releva bien de qué se trata este “pass sanitaire”. En un gran canal argentino, se ha podido escuchar que el tal pass incluía la vacunación o el test PCR con una cierta anticipación, pero en ningún momento se citaba que podía incluir un certificado de haber pasado la COVID-19. Es de preguntarse si la omisión es intencional o por mera ignorancia…

La discriminación en la ciudadanía entonces, conviene detallarlo, consta en lo siguiente, refiriéndonos al pass sanitaire tal como está implementándose en Francia. Este pase consiste en la presentación digital o en papel de una prueba sanitaria. La prueba sanitaria consiste en la presentación de un certificado vacunal completo, un test negativo RT-PCR o antigénico, o un certificado de restablecimiento.

Detallando, el certificado de vacunación completo consiste en recuperar el comprobante certificado de vacunación de un organismo sanitario público nacional preestablecido, del cual también se puede escanear un código para instalarlo en la aplicación local antiCovid. Haber sido vacunado completamente (con las 2 dosis en el caso de las vacunas que presentan este esquema) no es suficiente: se debe cumplir con un plazo dicho “necesario” posterior a la inyección final (2 semanas para las de esquema con 2 dosis, 4 semanas para las de 1 dosis, 2 semanas para los pacientes que tuvieron la COVID-19 vacunados con 1 sola dosis). Cabe acotar que en este caso, sólo se trata de las vacunas aceptadas en ese país.

En cuanto al test negativo RT-PCR o antigénico de menos de 72 y 48 horas respectivamente, el comprobante se obtiene de una web de otro organismo público encargado del sistema de información respectivo, en relación con los profesionales encargados del testeo, con la posibilidad también de escanear un código para importarlo a la aplicación local antiCovid.

La última opción para el pass sanitaire, decíamos anormalmente ignorada en la prensa local, es el resultado de un test RT-PCR o antigénico positivo como prueba del restablecimiento de la COVID-19 que date al menos de 11 días y de no más de 6 meses.

Con lo cual, salvo para ciertos sectores para los cuales se evalúa la vacunación obligatoria (profesiones en contacto con personas vulnerables), a definirse también en estos días con el tratamiento de un proyecto de ley, la vacunación en Francia seguirá siendo opcional pero se establece una presión al ciudadano con la obligatoriedad del pass sanitaire en un cronograma definido y a definirse según actividades.

Resumiendo, hay una discriminación entre vacunados y no vacunados -lo cual implica ya una evidente contradicción legal-, dado que no resulta nada atractivo pasar la vida testeándose, sean los tests gratuitos o pagados. La otra opción resultante, es haberse recuperado de la enfermedad (qué decir de los que se contagiaron sin darse cuenta), lo cual recién ahora sería visto como un “must have” puesto que evitaría aquí, al menos por 6 meses, la obligación del pass sanitaire, si se sobrevive a una enfermedad con baja letalidad en ciertas franjas etarias y si se ha podido acceder a un tratamiento temprano (para evitar pasar a fases graves de la enfermedad) como justamente preconizan desde el año pasado expertos de gran renombre, también en Francia.

La obligación vacunal es particularmente contestada en ese país por profesionales de la salud, puesto que a ellos se dirige principalmente. Es claro que la información que manejan es de mejor calidad que la que recibe la población en general (ya nos hemos referido a la flexibilización de estudios de riesgo sanitario y ambiental previos a ensayos clínicos vacunales, falta de aseguramiento de la calidad, etc.), porque no sólo se trata de manejar las publicaciones científicas al respecto, sino también las estadísticas y los hechos en relación con contagios, decesos y efectos adversos por aplicación de las nuevas vacunas, que muestran en varios países con vacunación masiva mayor incidencia en comparación con vacunas conocidas en años anteriores. Por otra parte, no se puede ocultar a estas alturas, que sucesivas olas de variantes del SARS-CoV-2 han ido apareciendo, lo cual era previsible por ser el virus un coronavirus, del cual no se puede esperar una erradicación total, según los expertos, sino una mitigación adecuada, si políticas públicas esta vez con verdadero fundamento científico y estratégico son aplicadas.

Recordemos que la vacunación preconizada es una vacunación imperfecta, es decir, no para el contagio (la misma ministra de salud de nuestro país lo ha reconocido). Por lo tanto, personas vacunadas pueden ser infectadas y propagar la enfermedad. Christopher Murray*, director del Institute for Health Metrics and Evaluation -IHME, USA- ante el hecho de que el CDC – Center for Disease Control and Prevention- haya establecido no testear personas vacunadas salvo si son sintomáticas, expresó que “probablemente se esté perdiendo un cluster de transmisión en personas vacunadas”. Por ejemplo, en Escocia siendo la tasa de vacunación completa del 50%, con un 71% de escoceses con al menos 1 dosis, se está produciendo la peor ola de contagios hasta el momento en ese país. El experto concluye que sólo una transmisión por vacunados explica este fenómeno.

Ciertamente el análisis de la situación en un mismo país y en una comparación entre países debe ser más detallado en función de varios factores, puesto que se trata de un problema complejo. No obstante, se cumplen las advertencias ya realizadas en el primer año de la pandemia, por expertos que consideraron que la vacunación sola no consistía en la solución al problema de la propagación, y que también podría generar más problemas. Entre ellos, el doctor Christian Vélot**, especialista en genética molecular, ve confirmadas sus expresiones del año pasado, cuando explica el fenómeno de las variantes. En efecto, dice: “se utilizan vacunas que pueden aumentar considerablemente la aparición de variantes, y se hace una vacunación masiva en período de pandemia. En período de pandemia el virus circula, o sea las variantes pueden aparecer. Con el coronavirus, esas variantes son ciertamente recombinantes. Esos recombinantes tienen más probabilidad de aparecer sobre todo con la aplicación de una vacuna genética (tipo Pfizer, Moderna, AstraZeneca, Johnson & Johnson), vacunas que consisten en inyectar material genético viral en nuestras células. Esas variantes van a emerger, si son menos virulentas que la cepa original, no hay problema. Pero si son más virulentas que la cepa original, eso quiere decir que, por ejemplo, no serán neutralizadas por los anticuerpos que hemos fabricado con la vacunación. Entonces van a escapar a nuestro sistema inmunitario. Y bien, si vacunamos a casi toda la población, la cepa original no podrá circular más, será neutralizada. Entonces las variantes tendrán la vía libre y no tendrá ningún competidor. Es lo mismo que pasa con los antibióticos y las bacterias, en los hospitales se utilizan mucho los antibióticos, esos antibióticos matan todas las bacterias que son sensibles a los antibióticos, y las bacterias que no mueren son las resistentes. Normalmente las resistentes cohabitan con las sensibles, y las sensibles les impiden proliferar, porque hay una competición en ese reparto del target. Pero cuando se matan todas las sensibles, las resistentes no tienen competidores, tienen la vía libre. Eso es lo que pasa cuando hay bacterias que proliferan en los hospitales (estreptococos, estafilococos dorados, responsables de las famosas enfermedades nosocomiales). Estamos con las vacunas frente al virus exactamente como con los antibióticos frente a las bacterias. En efecto, se crea una presión de selección a favor de las variantes”.

Es de esperar que todas las consideraciones necesarias a la salvaguarda de la salud pública sean tenidas en cuenta por quienes tienen en sus manos la gestión de la pandemia, el cual es un problema sanitario de naturaleza biológica. Demasiadas vidas se han perdido, demasiados daños se han sufrido, en salud física y mental, económicos, pérdida de libertades y derechos fundamentales, etc. La normalidad no se va a lograr con pases sanitarios ni carnets de vacunación. Ténganse en cuenta los hechos en países que ya han avanzado con la vacunación masiva que ahora están confrontando la variante Delta y otras por venir. La población no puede seguir siendo esclava y víctima de ensayos que no resuelven los múltiples problemas ocasionados por la pandemia.

Referencias:

* A leading US disease expert says there’s “no doubt in my mind” that vaccinated people are helping spread Delta

https://www.businessinsider.com/covid-expert-vaccinated-people-can-spread-the-delta-variant-2021-7

** Dr. Christian Vélot, spécialiste en génétique moléculaire. Vaccin et variant.

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