domingo 8 de diciembre de 2024
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La columna de Sandra Carral-Garcín | El impacto ambiental de cada uno sí cuenta: la Huella Carbono personal

Muchos somos conscientes de los diferentes impactos ambientales personales, razón por la cual, asimilamos nuestras costumbres a la minimización de estos efectos.

No obstante, no todos medimos nuestro impacto en el planeta. Existen varios indicadores de impacto ambiental: huella carbono, huella hídrica, huella del transporte, huella ecológica y la combinación de éstas y otras huellas. Un buen indicador que integre los efectos de nuestra presencia e incidencia a nivel del cambio climático se puede definir utilizando las calculadoras de la huella carbono.

La Huella Carbono es la totalidad de los Gases de Efecto Invernadero (GEI) emitidos por efecto directo o indirecto por un individuo, organización, evento o producto. Se expresa en toneladas de dióxido de carbono equivalente -tCO2e-, dado que engloba los efectos de los 6 GEI considerados en el protocolo de Kyoto: CO2 -dióxido de carbono-, CH4 -metano-, N2O -óxido nitroso-, HFC -hidrofluorocarbonos-, PFC -perfluorocarbonos-, y SF6 -hexafluoruro de azufre-.

Tratándose de los efectos individuales, es posible “calcularlos” con diferentes recursos disponibles online. Por ejemplo, la calculadora Carbon Footprint. El ingeniero francés Jean-Marc Jancovici -experto en cambio climático- diseñó esta herramienta que puede utilizarse en todo el mundo, dado que permite elegir el país del usuario para calcular las emisiones directas e indirectas que le correspondan.

Emisiones directas son las generadas por fuentes de propiedad del usuario (donde vive o se encuentra), siendo las emisiones indirectas aquéllas producidas por lo consumido por el usuario.

La calculadora mencionada permite definir el período al cual va a corresponder la Huella Carbono (en general, conviene calcular por año), si el cálculo va a ser efectuado por persona o por vivienda (esta opción siendo la adecuada si queremos calcular la Huella Carbono del grupo familiar). En el ítem vivienda están considerados los consumos de energía (electricidad, gas natural, gasoil, carbón, gas licuado de petróleo -GLP-, propano, pellets de madera).

Se pueden incluir en el cálculo los vuelos (ítem que es un gran generador de Huella Carbono), el uso de vehículos (automóviles y/o motocicletas), la utilización del transporte público (bus, tren, otros), y los consumos de diversos productos y servicios (este último ítem es lo que se considera como emisiones indirectas). Al final del llenado de estas categorías, se podrá ver la Huella Carbono personal (si se calculó por vivienda, será necesario dividir por la cantidad de personas del grupo familiar).

Se puede comparar el resultado con la Huella Carbono media por persona en el país por año (4,75 tCO2e) y con la media mundial (5 tCO2e), siendo 2tCO2 el objetivo buscado para combatir el cambio climático. Para quienes tienen conciencia de su impacto ambiental, es importante también reducirlo e incluso, compensarlo.

En relación con lo primero, son mencionadas varias formas de lograrlo, por ejemplo: secar las prendas lavadas al sol en lugar de usar un secarropas, bajar la calefacción 1°C, sólo hervir la cantidad de agua necesaria, disminuir la duración de las duchas, apagar los aparatos eléctricos cuando no se utilizan. Estas 5 medidas recomendadas representan un ahorro estimado de 0,437 tCO2e.

La optimización que requiere una inversión, corresponde a mejoras en la tecnología e instalaciones de ciertos insumos: lámparas LED, compra de equipos con termostatos (o instalación de estos últimos en equipos disponibles donde sea factible hacerlo), mejorar la aislación de termotanques y paredes, reemplazar artefactos del hogar (por ejemplo heladeras) por otros más eficientes energéticamente, etc.

En cuanto a transporte y consumos, reducirlos o elegir medios de transporte y productos o servicios con menor Huella Carbono, contribuirá a mejorar el indicador personal.

Como no es posible reducir nuestra Huella Carbono a cero, se puede compensar aportando a fondos u organizaciones no gubernamentales que realicen actividades ecológicas de compensación.

No importa dónde estamos posicionados, dónde vivimos. No es pretexto vivir en una zona de Huella Carbono baja (si uno se refiere por ejemplo a la huella de su ciudad, provincia o país). Cada esfuerzo suma, y es bueno ser consciente de que podemos controlar esas mejoras o ahorros, lo cual no ocurre en otras situaciones, cuando dependemos de la voluntad de quienes gobiernan y de la eficiencia de su trabajo para la ejecución de políticas públicas que apunten a disminuir la Huella Carbono, y por lo tanto, el impacto ambiental de todos.

Finalmente, el impacto medido en función de la Huella Carbono personal, puede ser traducido en hectáreas de selva o bosque nativos, lo cual, tal vez, es algo mucho más representativo del esfuerzo del planeta invertido en nuestra existencia.

Los árboles de selvas tropicales maduras (o selvas vírgenes) captan 0,6 toneladas de CO2 por hectárea por año (más que los bosques nativos). Esto fue estimado en un estudio* llevado a cabo por científicos de la universidad británica de Leeds, con series de datos de 40 años, sobre una población de 70.000 árboles situados en 79 áreas vírgenes de 10 países africanos.

Si convertimos con este factor (0,6 tCO2 por Ha por año) la Huella Carbono media por persona por año del país (4,75 tCO2e) a hectáreas, el resultado corresponde a 7,92 hectáreas por año. Si aglomeramos en nuestro cálculo a toda la población (el estimado de población argentina en 2020 es 45.300.000), esto implicaría 358.776.000 hectáreas por año de selva tropical virgen (un inventario** de 2002 anunciaba un poco más de 33.000.000 de hectáreas de bosques nativos más otros 60.000.000 de hectáreas de tierras forestales con bosquecitos aislados, con una pérdida de 73.000.000 de hectáreas comparando entre 1914 y 2002). La cuestión es que la población aumenta, su huella carbono aumenta -por la forma de vida y la evolución de los hábitos de consumo- y disminuyen las hectáreas de bosques nativos (el informe de estado de implementación 2010-2018 de la Ley de Bosques N°26.331 arroja un total de 53.589.728 hectáreas de bosque nativo) así como su capacidad de absorber CO2 según estudios más recientes.

Si bien estos cálculos corresponden a estimaciones y promedios, nos dan una idea de cuál es el impacto de cada uno en la vida del planeta, el cual se aglomera a cifras muy importantes cuando se trata de toda una población.

Por ello, es un sinsentido ver cada día cuánto se desforesta, cuánto se quema, cuánto se destruye. Y lamentablemente, los que más sufren son los que menor impacto ambiental producen. Es hora de tomar realmente conciencia de estas realidades, y también ser parte de la solución contra el cambio climático (midiendo el impacto personal, tomando medidas para reducirlo, compensando en lo posible).

Para más información:

Calculadora Carbon Footprint

https://calculator.carbonfootprint.com/calculator.aspx?lang=es

Carbon reduction: tips to helping you reduce your footprint

https://www.carbonfootprint.com/minimisecfp.html

Las selvas vírgenes absorben cada vez más dióxido de carbono de la atmósfera (2009)

https://proceso.hn/salud/4-reportajes/Las-selvas-v%C3%ADrgenes-absorben-cada-vez-m%C3%A1s-di%C3%B3xido-de-carbono-de-la-atm%C3%B3sfera.html

*Increasing Carbon Storage in Intact African Tropical Forests (2009)

https://www.researchgate.net/publication/24023461_Increasing_Carbon_Storage_in_Intact_African_Tropical_Forests

**Un inventario de la Secretaría de Ambiente y Desarrollo Sustentable de la Nación (2002)

https://www.clarin.com/sociedad/73-millones-hectareas-bosques-1914_0_BkTM0lQeRKl.html#:~:text=En%20la%20Argentina%2C%20ahora%20se,las%20que%20contienen%20bosquecitos%20aislados)

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