lunes 17 de febrero de 2025
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Épica educativa | El colegio salteño que resiste a la pandemia y al abandono estatal con compromiso y solidaridad

El Instituto INTI es una de las cuatro cooperativas educativas de la ciudad. Su presidenta relató cómo resisten a la pandemia sin los beneficios que el Estado dispensa a colegios privados y sin subir las cuotas a sus estudiantes.

Entre docentes, personal administrativo y de maestranza, el Instituto Inti con orientación en Humanidades y Ciencias Sociales suma 50 trabajadores asociados. Siempre le pelearon a las crisis sin recibir aportes del Estado, aunque este año debieron vérselas también con la pandemia. Su presidenta Marcela Vale dialogó con el programa Cuarto Oscuro (FM La Cuerda 104.5). Allí relató los orígenes del colegio que funciona en Zuviría 332: fines de la década del noventa cuando el país se deshilachaba y los colegios privados empezaron a cerrar sus puertas para reeditar la pesadilla del desempleo. Fue entonces cuando los docentes se hicieron cargo de la empresa en bancarrota y la convirtieron en una cooperativa en donde la administración quedó en manos de lo que ya no eran empleados, sino socios.

Como miles de familias salteñas golpeadas económicamente por la pandemia, las familias de los estudiantes del Instituto Inti no siempre pudieron escapar al estrago. El resultado fue que los cooperativistas educativos transcurrieron el año 2020 como miles de otros trabajadores y jóvenes salteños: cumpliendo el dictado de las clases remotas, pero sumando y restando para calcular cómo llegar a fin de mes. Marcela Vale relató algunos aspectos de esa épica educativa en Salta. “Nosotros funcionamos con la cuota de los estudiantes y el sacrificio de los trabajadores por el cariño que le tienen al colegio y porque les gusta el proyecto del colegio. No recibimos ayuda del Estado de ninguna clase. Lo único que provee el Estado nacional es el Incentivo Docente que es un derecho de los docentes, pero el colegio nunca recibió un aporte, más allá de algún aporte que tuvimos desde Cooperativa y no desde el Ministerio de Educación. Todo sale de la cuota de los papas que es una cuota reducida, porque tenemos una población muy heterogénea. A pesar de ser un colegio que está en pleno centro, los chicos vienen de distintos barrios de la ciudad y porque los papas quieren una mejor educación para sus hijos hacen un sacrificio y lo mandan. También nosotros ayudamos. Nosotros mismos damos las medidas becas para que aquellos que tengan problemas económicos puedan continuar. Retener a la población estudiantil es parte del proyecto del colegio”, resaltó.

En ese punto, Marcela Vale fue consultada sobre cómo pelearon en este año de pandemia que lo trastocó todo: “estamos haciendo malabares”, dijo la cooperativista a modo de introducción. “No aumentamos las cuotas, pero pudimos administrar los pocos recursos para sobrellevarla. Nos cuesta horrores juntar para el alquiler. Debo decir que los asociados que trabajan como docentes en el Estado nos dan una mano cuando a veces no podemos juntar para todos los retiros mensuales [sueldos], también nos vino bien el Ingreso Familiar de Emergencia para aquellos docentes que son monotributistas y trabajan sólo en nuestro colegio. Fue todo esfuerzo, ingenio y compromiso. Ahora se está volviendo más a la normalidad, pero así fue nuestro año. Hicimos pedidos y participamos de todos los colegios que no reciben aportes, pero esos colegios privados tienen al menos las ATP, algo a la que nosotros tampoco pudimos acceder. Pero bueno, estamos saliendo y queremos recalcar que vamos a seguir”, advirtió.

En ese punto, recordó que ya están pensando el año que viene. “Igual, con el compromiso de los socios, las familias de nuestros chicos y los propios estudiantes. Tampoco podemos elevar mucho el costo de las inscripciones porque las familias ya vienen golpeadas. Nos esperanza ya estar recibiendo inscripciones para los dos turnos de nuestra institución secundaria. Es porque nos conocen, porque les gusta nuestra orientación y porque llevamos muy bien el tema de conectividad para el dictado de clases en este año tan inédito”, celebró la presidenta del Instituto Educativo INTI, el colegio que se encamina a cumplir sus 30 años de existencia y desarrolló entre sus miembros una identidad cuya columna vertebral es el empeño en suministrar herramientas intelectuales que permitan “conocer para transformar”.

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