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Elecciones 2023 | Salta, el espejo en el que Juntos por el Cambio ve su caída nacional

Una reunión del PRO salteño en el Hotel Sheraton mostró un quiebre que nadie reconoce pero ya existe. Las fisuras pueden disimularse porque la derrota del 13 de agosto provocó que las miradas ya no estén dirigidas a ese espacio. (Daniel Avalos)

La dirigencia salteña de Juntos por el Cambio sigue rascándose la cabeza. Como si fuera Stan Laurel en El Gordo y el Flaco, el macrismo local simboliza el universal gesto del desconcierto. Mientras más revisan los números del 13 de agosto, más se convencen de haber sido los derrotados en la provincia. Por haber quedado en tercer lugar, pero también por la cantidad de votos perdidos respecto a los comicios del 2021 en donde se elegían legisladores nacionales.

Aquella vez, Carlos Zapata se consagró diputado nacional cosechando 186.039 votos en la provincia, el 30,44 por ciento. Hace tres semanas, la suma de las voluntades obtenidas por los dos precandidatos presidenciales, Patricia Bullrich y Horacio Rodríguez Larreta, apenas superó los 111 mil votos, un 17,19 por ciento. De ese total, 61.155 provinieron de la capital salteña (20,47 por ciento), 12 puntos menos que los cosechados en el 2021 por Zapata en este distrito, donde obtuvo 92 mil sufragios (32,29).

Con el objetivo de reorientar la campaña para lo que falta, la dirigencia salteña del PRO se reunió el viernes 25 de agosto en el Hotel Sheraton. Dijeron presente los pelotones de Virginia Cornejo, también el de Inés Liendo y algunos allegados a Manuel Saravia (intendente de San Lorenzo) y Sofía Sierra (diputada provincial) que sólo parecen querer representar a los votantes de la bucólica Villa veraniega y de los barrios privados de San Lorenzo Chico. Todos estaban expectantes porque del encuentro participaría vía Zoom y desde CABA Damián Arabia: el joven de 32 años que trabaja con Bullrich desde el año 2006 y al que todos reconocen como el armador político de la candidata del PRO, con fuerte presencia en el interior del país.

El encuentro restó entre los presentes el poco entusiasmo que les quedaba tras los resultados de las PASO. El “influyente” Damián Arabia les informó que lo más parecido a una jefatura de campaña recaería en Virginia Cornejo. El anuncio causó asombro. Los presentes se preguntaban cómo alguien sin despliegue territorial, casi nulo recorrido electoral y con déficit de autoridad diseñaría líneas de acción en medio del caos reinante. Al anuncio le siguió otro no mejor. Lo hizo la propia Virginia Cornejo, que dijo que quien se encargaría de la fiscalización en Salta sería María Elena Davids Cornejo, su propia hija, cuyo único vínculo conocido con la política es la de estar contratada por su madre en el Congreso Nacional (legajo 800932) como planta política y escalafón A-5-T; condición que comparte con su hermano Oscar Adolfo, cuyo legajo es el 802438. Según fuentes consultadas, ambos cobran más de medio millón de pesos mensuales. Hay gente así: en vez de reconstruir el todo estallado prefieren administrar algunos de los trozos que cayeron al piso.

Quien quiso protagonizar un conato de rebelión fue la diputada provincial Sofía Sierra. Duró poco. Ni bien empezó a desenfundar ante Damián Arabia una lista alternativa de encargados salteños para las generales de octubre, la conexión con CABA se cortó para no reestablecerse. En el salón del Hotel Sheraton, mientras tanto, la gente de la diputada Cornejo fue dejando el lugar de buena gana, como dando por sentado que de nada sirve hablar con quienes siempre quieren pedir algo a cambio. Una certeza sobrevoló a los macristas comarcanos: si el bullrichismo es capaz de semejante destrato cuando precisan con urgencia de cada pieza del partido en la actual coyuntura, fácil es imaginar de lo que serían capaces si no tuvieran necesidad alguna de ellos.

Las novedades llegaron pronto a los oídos del radical Miguel Nanni, el cabeza de lista en la categoría diputado nacional por Salta que no fue invitado al convite PRO. Como Bullrich a nivel nacional, Nanni sabe que sus chances para retener su banca nacional requieren de por lo menos dos cosas: que ningún voto de los obtenidos por la «Montonera arrepentida» (diría Horacio Verbitsky) migre hacia Javier Milei en la provincia, y retener la totalidad de las voluntades que acá optaron por Rodríguez Larreta. De allí que no tengamos motivos para dudar lo que varios relatan: que ese viernes 25 de agosto Nanni telefoneó Inés Liendo, quien fuera la candidata del alcalde porteño en la provincia; que se encontraron horas después del fiasco del Sheraton; que el radical le reprochó cariñosamente los elogios que Liendo le dedica al libertario Milei; que enalteció el despliegue territorial montado por la mujer en algunos municipios del interior; que le dijo que es crucial que para la causa que ella y sus seguidores se sumen a la cruzada de octubre; y le juró que enterado de la elección de Arabia por Virginia Cornejo, personalmente se encargó de solicitar a Buenos Aires que desistan de tal designación.

Difícil saber si lo último se modificará. También lo es pronosticar qué harán Liendo y sus seguidores, que hoy presumen de contar con 38 mil votos en la provincia. Miguel Nanni debería estar atento. No sólo porque bullrichistas y larretistas se preguntan cómo hizo la “Pato” para sacar un millón de votos menos que un Sergio Massa incapaz de controlar la inflación; sino también por las coincidencias ideológicas entre Liendo y Milei. Quien se tome el trabajo de analizar las redes sociales de la salteña descubrirá al menos dos cosas: la comunicación entre ellos existe desde hace tiempo y los dos comparten la admiración por figuras políticas internacionales como Santiago Abascal (líder del ultraderechista partido español VOX) o referentes intelectuales como Agustín Laje, coautor de “El libro negro de la nueva izquierda”, que considera al feminismo y al progresismo como parte esenciales del nuevo comunismo.

Coincidencias ideológicas y conveniencias políticas, dos variables esenciales para las alianzas políticas abiertas que ahora no ocurrirán, pero pueden expresarse dejando de empujar para el lado que lo formal indica para soplar discretamente en favor del tercero que irrumpió con fuerza. Cualquier parecido entre la realidad salteña y nacional de JxC es pura realidad. Hay razones políticas que lo explican, pero también lo que ocurre es producto de la simple estupidez, de figuras que preparan sus propias trampas, que se atan la soga al cuello y hasta parecen marchar alegremente hacia la derrota.

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