En Marsella una unidad específica para la vigilancia epidemiológica denominada COMETE -Covid Marseille Environnemental Testing- dependiente del Bataillon des Marins Pompiers de la ciudad, es protagonista en la prevención de la COVID-19.
Dicha unidad consta de un laboratorio móvil para la búsqueda de gérmenes patógenos biológicos en el ambiente, de personal capaz de trabajar bajo amenaza biológica y de un polo médico especializado en la lucha bacteriológica y química (NRBC: riesgos nuclear, biológico y químico).
En una entrevista* del Dr. Jean-Michel Wendling (consultor científico y técnico del medio que la publica) al director y al jefe de grupo del proyecto COMETE, Alexandre Lacoste y Eric R. respectivamente, se nos permite explorar algunos detalles de la organización de un tal equipo, tal vez replicable en función de las decisiones y los medios en otras ciudades, si la voluntad política acompaña.
Esta unidad constituída al principio por 12 integrantes, se amplió a 30, siendo su misión la anticipación del riesgo colectivo sobre bienes y personas por la toma de muestras de aguas servidas, la prevención-acción sobre los objetivos más vulnerables, la eliminación de dudas y la descontaminación. Las muestras son de aire, efluentes o se toman sobre superficies.
De acuerdo con esta interesante entrevista que data de Octubre 2020, las heces pueden contener el virus SARS-CoV-2 y según estudios, éste puede ser viable (un virus viable puede seguir transmitiendo su información genética y seguir infectando). A partir del seguimiento cotidiano de 2 colectores de la ciudad (uno para las tasas de excreción de 600.000 habitantes y el otro para las de los otros 400.000 habitantes de la ciudad) con un umbral de detección del 0,4% (si 1.600 personas excretan el virus, el test es positivo), se trazan curvas con los datos obtenidos, los cuales permiten predecir con 6 días de avance la situación de la epidemia (aumento o disminución) con una buena correlación con el número de casos, hospitalizaciones, etc.
El muestreo incluso se hace por barrios, con lo cual se establece una cartografía COVID de la ciudad. En cuanto hace a establecimientos en particular, se puede lograr la identificación de la persona origen de la contaminación, con lo cual se previene la difusión masiva en todos los concurrentes a ese establecimiento.
Por ejemplo, a nivel de los conocidos en Francia como EHPAD (Établissement d´Hébergement pour Personnes Agées Dépendantes), el seguimiento se hace sobre 80 de estas instituciones, con un muestreo semanal. Se utilizan trazadores fluorescentes en los toilettes para identificar las zonas de muestreo. Cuando se da un test positivo, se realizan muestreos en superficies (en las habitaciones de los residentes, en los espacios reservados al personal, en los espacios comunes), tales como: grifos, lavabos, asientos de toilette, mesas donde se sirven las comidas, etc.
La biopersistencia es importante sobre los plásticos y el acero inoxidable. El virus se encuentra en las teclas on/off de computadoras, los mouses, teclas de ascensores, las barras y pasamanos de buses, etc. Con lo cual, se concluye que la prevención de la transmisión viral por las manos debe ser prioritaria: uno de los técnicos concluye que portar un frasco de alcohol en gel debe ser considerado más importante que portar un barbijo en exteriores. Además, es muy interesante el aporte de conocimiento en base a la experiencia, en relación con la contaminación por aire: la transmisión por aerosol, confirmada en algunos trabajos científicos, sería en su experiencia excepcional. Muestreos de superficies en filtros de centrales de tratamiento de aire extraído de edificios fueron negativos, razón por la cual se afirma que la carga viral en el aire no parece suficiente para infectar salvo en las habitaciones de enfermos (que tosen) en quienes se hace aerosolterapia.
También en la entrevista se menciona el tema de la descontaminación. La unidad COMETE la ha experimentado por UVC (inactivación de microorganismos actuando sobre sus cadenas ADN y ARN con luz UVC, rango de 200 a 280 nanómetros de longitud de onda), calor y ozono. Con los rayos UVC la desinfección es rápida (10 segundos a 20 centímetros), pero complicada para abarcar todos los espacios. La descontaminación por calor necesita de una fuente de 32.000 W (watts) para elevar la temperatura en una habitación hasta 65° C. El ozono sería lo más eficaz por su difusión pero es un asunto delicado que puede ser peligroso. Con lo cual, el método más asequible es la buena limpieza de las superficies más sospechosas de contaminación.
Evidentemente, tal como lo mencionan los entrevistados, el análisis de las aguas servidas de medios de transporte como barcos, aviones, buses de larga distancia, es además otra de las aplicaciones de esta metodología preventiva, que debiera comenzar a ser normalidad para este virus u otros, como primer eslabón del estudio de la situación epidemiológica en un lugar dado.
En Salta, afortunadamente, se han aplicado este tipo de iniciativas como proyectos de investigación. Esperamos que éstos sigan teniendo continuidad y eventualmente se avance hacia la conformación de una unidad similar con la reunión y colaboración integrada permanente de diferentes expertos y técnicos en el tema, para que la experiencia lograda durante la COVID-19 tenga aprovechamiento en la prevención de otras epidemias.
Para más información:
* Marseille: l’unité COMETE ou l’éfficacité contre la Covid par la prévention