Sigue el juicio al sacerdote acusado de abusar sexualmente de novicios. Los testimonios siguen siendo lapidarios. Otro testigo – identificado como el “hermano Bartolomé” – amplió las acusaciones.
La congregación “Hermanos Discípulos de Jesús San Juan Bautista” supuso un reino del terror en manos de quién la fundo: el sacerdote Rosa Torino que desde fines de junio es enjuiciado en la Sala IV del Tribunal de Juicio.
Hoy fue el turno de otro testigo. Se trata de una persona conocido como el Hermano Bartolomé mientras formaba parte de la congregación. Hoy manifestó que el exsacerdote Rosa Torino lo mandaba a espiar. Eso no fue todo. Declaró también que luego que su madre le mandara un mensaje a un teléfono común, el cual inmediatamente fuera reenviado al teléfono del exsacerdote, empezó a ser vigilado.
“Por eso me retiré de la congregación”, dijo el hombre en declaración remota desde la provincia de Córdoba. Reveló que cuando abandonó la congregación le retuvieron su documento de identidad por lo cual hizo una denuncia penal. Tras la disolución de la congregación, el interventor de la misma se comunicó con la finalidad de reintegrarle su documento.
También precisó que luego que se quejara por dolores en los testículos el sacerdote lo llevó a su habitación donde le realizó una revisión de la cual concluyó que tenía varicocele. Y tras ese diagnóstico no lo derivó a un médico.
El exsacerdote está imputado por los delitos de abuso sexual gravemente ultrajante por la duración y por ser ministro de culto reconocido, en perjuicio de dos víctimas, y abuso sexual simple agravado por ser el autor ministro de culto en perjuicio de una tercera víctima.