Compartimos el primero de los tres textos que se publicaron en el diario El Intransigente antes de su secuestro y asesinato. Apareció el 9 de enero de 1975.
«Luciano Jaime trabajó hasta el último día de su vida en la calle buscando noticias que después con ética y prolijidad contó en las páginas del viejo diario El Intransigente. Por una saga de textos publicados en la contratapa de ese matutino fue asesinado»: así describió el periodista salteño Gonzalo Teruel lo ocurrido con su colega, secuestrado y asesinado en el verano de 1975, hace cincuenta años.
En el libro A veintiséis manos – Crónicas periodísticas de Salta (2013), Teruel repasó la historia de Jaime y recordó que el 9 de enero de 1975, «con el país bajo pleno imperio del Estado de Derecho», Jaime escribió una crónica titulada «Encontraron el cadáver de un hombre acribillado a balazos».
Se trataba del primero de tres artículos que Jaime iba a publicar en días consecutivos. Notas que informaban lo que alguien intentaba ocultar en medio de un clima denso. «Salta no era ajena a ese clima. El gobernador Miguel Ragone había sido depuesto por el Poder Ejecutivo Nacional -dos semanas antes del Golpe de Estado de 1976 fue secuestrado por un grupo de tareas y se convirtió en el único mandatario desaparecido de América Latina- y la provincia estaba intervenida bajo el mando de José Alejandro Mosquera».
A continuación, publicamos la primera nota de Jaime, del 9 de enero de 1975:
Encontraron el Cadáver de un Hombre Acribillado a Balazos
Para ultimarlo fue atado y amordazado.
Un hombre joven, identificado luego como Eduardo Fronda, de 25 años. Acribillados a balazos, fue encontrado al costado del camino que une Vaqueros con la villa veraniega San Lorenzo. Un automovilista dio aviso a la policía. La víctima presentaba cerca de treinta impactos de proyectiles de grueso calibre. Con las manos atadas en la espalda y amordazado, el cadáver de Fronda fue encontrado en posición decúbito dorsal. Por las características del hecho se puesto de manifiesto que fue un homicidio con connotaciones políticas, lo que fue corroborado al adjudicarse el crimen el denominado “Comando Norma Viola”, perteneciente a una organización extremista.
El hallazgo de un cadáver acribillado a balazos dio ligar en la mañana de ayer a la movilización policial. Poco después de las ocho, un automovilista acertó a pasar por el camino que une la villa veraniega San Lorenzo con la localidad de Vaqueros, dio aviso a la policía. Poco después una comisión policial al mando del subcomisario Raúl Garnica, titular de la dependencia policial de San Lorenzo y otro destacamento policial de Vaqueros, al mando del oficial ayudante Juan Carlos Bayón, arribaron al lugar casi al mismo tiempo. En el paraje denominado La Choza, distante a seis kilómetros de San Lorenzo y a cinco de Vaqueros, aproximadamente, a siete metros del camino, al costado de la alambrada del sector sur, estaba el cadáver de un hombre entre grandes manchas de sangre. Se encontraba en posición decúbito dorsal, con las manos atadas en la espalda con largos trozos de cables de color blanco. Tenía la cara semicubierta por una mordaza que le tapaba la cara y la boca, hecha al parecer con pedazos de una camisa de color celeste, quizás su propia camisa. La cabeza estaba orientada hacia el norte, con los pies en el montículo de pedregullo del alambrado.
OTRAS CARACTERISITICAS
El hecho fue puesto en conocimiento del juez de feria, doctor Roberto Castro, que arribó al lugar minutos después. Asimismo se hizo presente allí el inspector mayor Ponce de León, a cargo de la Inspección de la Primera Zona y el médico legal de la policía, doctor Moisés, facultativo que procedió a revisar el cadáver. La víctima presentaba un impacto de bala por la espalda y otros orificios de entrada de proyectiles en otras partes del cuerpo, heridas concentradas principalmente en el hígado y en el cuello, calculándose que había recibido casi treinta proyectiles. No caben dudas que fue ametrallado. Su muerte fue instantánea, estimándose que ella se produjo cerca de las cuatro o cuatro y media de la madrugada. Se procedió a sacarle la mordaza y la venda que cubría los ojos. Estaba completamente despeinado y sus lacios cabellos negros, evidenciaban que de allí había sido tomado carias veces por sus captores. Morocho, fornido, de 1,70 a 1,72 de altura, el occiso tenía fracturado el brazo. No tenía ropa interior y vestía un viejo pullover azul oscuro y un gastado y sucio pantalón vaquero azul, con manchas de grasa como las características manchas de un pantalón de mecánico. No tenía cinto y estaba calzado con un viejo par de zapatos marrones, sin hebillas: el derecho tenía rota y desprendida toda la media suela. Con fundadas razones, se presume que esa no era la ropa de la víctima.
CONJETURAS DEL HECHO
Peritos del gabinete de Criminalística y Dactiloscopia de la policía provincial estuvieron en el lugar, adoptando todas las medidas pertinentes para la investigación, produciéndose a sacarle las impresiones digitales para su identificación, Se presume que la víctima fue llevada hasta ese lugar por los asesinos en un vehículo desde el que se lo hizo descender y caminar unos metros, efectuándosele un disparo en la espalda con un pistola calibre 45, se hallaron las cápsulas servidas y cuando cayó, se procedió a rematarlo con disparos a quemarropa con una escopeta “Itaka” ya que en el lugar la policía encontró los plomos y los “tapones” que dejan los disparos efectuados con ese tipo de arma. La mayor concentración de los proyectiles los recibió en la zona hepática y en el costado izquierdo del cuello, en donde en forma circular se veía a simple vista los agujeros de las balas. La víctima fue asesinada en dicho lugar, ya que allí estaban los charcos de sangre y cuando llegó la policía, todavía estaba desangrándose. Detrás de la alambrada del lugar del crimen hay una pequeña barranca y luego sigue la zona boscosa perteneciente al sector militar, adonde está prohibida la entrada a particulares. El cuerpo fue levantado podo después de las 10.30, y llevado a la morgue. Ya en las últimas horas de la tarde, se conocía extraoficialmente que se trataba de Eduardo Fronda, de 25 años, que era buscado por la policía por estar vinculado a organizaciones extremistas.
El ASESINADO SE LLAMA EDUARDO FRONDA
Oficialmente se informó anoche que el joven que fuera encontrado acribillado a balazos en La Choza, se llama Eduardo Fronda (25 años). En los últimos tiempos era buscado por la Policía en virtud que había desplegado importantes actividades políticas enrolado posiblemente en el Frente Revolucionario Peronista (FRP) organización a la que también supo pertenecer Aníbal Puggione, quien hace unos meses fue muerto a tiros en Buenos Aires en forma similar ala de Fronda. Se supo asimismo que la joven víctima se dedicaba a la venta de artículos de plásticos y juguetes teniendo su radio de trabajo en la zona céntrica. También tuvo actuación en el Sindicato de Vendedores Ambulantes. Circuló la versión de que en las últimas semanas fue visto conduciendo un automóvil y en determinados lugares donde habría estado evidenció poseer importantes sumas de dinero. Asimismo, no hace mucho estuvo alojado en el Hotel Colón. La policía trabaja intensamente para esclarecer el caso que conmovió a la población por tratarse del primero en su tipo en nuestro medio. El asesinato se lo atribuyó el autodenominado “Comando Norma Viola”.