Las mismas fueron señaladas por Alejandro Schujman, psicólogo especializado en familias, Director de Escuela para padres y autor de varios libros, entre ellos “Generación Ni-Ni”.
El experto lo hizo en un largo artículo publicado en el diario Clarín. Allí remarcó que el contexto de todo su razonamiento parte primero de dos premisas: aunque los tiempos cambiaron, la esencia de los adolescentes sigue siendo la misma; y los hijos siempre dan señales, absolutamente siempre.
“La clave está en la capacidad de los padres de decodificar y escuchar lo que los hijos de una u otra forma expresan. Antes de iniciar un proceso adictivo, depresivo, o un trastorno alimenticio dan alertas. Mucho antes de iniciar un proceso patológico nos hacen saber que algo se está yendo de cauce. Saber escuchar es la clave para la detección de trastornos de la primera infancia, pubertad y adolescencia”, enfatiza Schujman quien luego indica cuales son las alertas a la que los progenitores siempre deben estar alertas.
- Cambio repentino de grupo de amigos . Deja de ver a su entorno completo, son todas caras nuevas, y esto pasa “de repente”.
- Modificación abrupta de su aspecto personal.
- Mucho tiempo en el baño después de las comidas.
- Se encierra en su habitación más de lo habitual.
- Se realiza tatuajes, piercings u otras marcas en el cuerpo de manera impetuosa e inconsulta.
- Baja su rendimiento y calificaciones en el colegio de manera repentina.
- Cambia hábitos de higiene abruptamente.
- Se muestra agresivo de manera constante, contesta de mal modo o cualquier otro cambio pronunciado en su carácter. En este punto es importante diferenciar los cambios naturales de humor de los adolescentes con modificaciones sustanciales en los ánimos de nuestros hijos que puedan ser indicio de algún trastorno que no pueda ser verbalizado.