Los comerciantes del sector cárnico señalan que los clientes compran menos cantidad y priorizan cortes económicos. La demanda se volvió más fraccionada y los consumidores calculan cada compra según su poder adquisitivo.
Los hábitos de compra en carnicerías y pollerías de Salta han cambiado en respuesta a la paupérrima situación económica actual en la Argentina libertaria. Los consumidores optan por adquirir menores cantidades de productos, privilegiando cortes más económicos y realizando compras diarias en lugar de stockear para varios días.
Mario Cruz, propietario de la carnicería La Ternerita, señaló a la prensa que sus clientes ya no compran un kilo de carne sino que eligen cinco milanesas para el día. Los cortes más demandados son el sobaco a $9.400, utilizado para guisos, y la cuadrada con bola de lomo a $13.000 para milanesas. Cruz indicó que los precios de la carne se mantienen estables desde hace dos meses, aunque suben los costos de servicios y alquileres.
Según un relevamiento de El Tribuno en distintos barrios de la ciudad, esta tendencia se repite en otros establecimientos. En la carnicería Mateo, su propietaria mantiene ventas regulares al faenar sus propias reses, con sobaco a $9.000, carne molida común a $8.000 y blando especial para milanesas a $12.000. La comerciante notó que los clientes compran con mayor conciencia del gasto.
En las pollerías, el panorama presenta características similares. Fernando, de La Nueva Granja 2, explicó que las milanesas ya no se venden por kilo sino por unidad, con pedidos de tres o cuatro piezas. El pollo entero se mantiene en $4.600 el kilo, mientras que en otros locales el kilo de pollo cuesta $4.400, el patamuslo $4.300 y la pechuga deshuesada $7.700. Los empleados del sector observan que desapareció el repunte de ventas tradicional entre el 1 y el 10 de cada mes, cuando los consumidores recibían sus salarios.