La celebración fue el pasado 5 de junio y permite analizar la extrañeza salteña: mientras la degradación ambiental avanza, más aparatosas son las manifestaciones oficiales organizadas para simular la preocupación medioambiental.
“La biodiversidad -la variedad esencial de las formas de vida en la Tierra- continúa disminuyendo en todas las regiones del mundo, reduciendo significativamente la capacidad de la naturaleza para contribuir al bienestar de las personas. Esta alarmante tendencia pone en peligro las economías, los medios de vida, la seguridad alimentaria y la calidad de vida de las personas en todas partes, de acuerdo con 4 informes científicos escritos por más de 550 expertos líderes de más de 100 países”. Extracto del Informe IPBES 2019 (Intergovernmental Science-Policy Platform on Biodiversity and Ecosystem Services)
El pasado 5 de junio se recordó el tema de la Biodiversidad en el Día Mundial del Medio Ambiente (desde 1974, la fecha más importante del calendario de las Naciones Unidas para el fomento de la acción ambiental). Este año, el anfitrión fue Colombia, con el apoyo de Alemania.
De acuerdo con la Guía Práctica* del Programa para el Medio Ambiente de las Naciones Unidas -PNUMA-, los 5 impulsores de la pérdida de biodiversidad son: los cambios en el uso del suelo (un tercio de la capa superior del suelo del mundo se ha degradado debido a su mala gestión), la sobreexplotación de plantas y animales (invasión del desarrollo insostenible sobre áreas silvestres), la emergencia climática (que provoca la pérdida y degradación del hábitat), la contaminación y las especies invasoras.
En esta guía, ciudadanos, gobiernos, empresas y agrupaciones de la sociedad civil son instados a participar en la salvaguarda de la Biodiversidad, mediante este día de concientización, para “Aprender, Compartir y Actuar”. Tres instancias que pueden ser ejecutadas por cada uno de nosotros, individualmente o de forma grupal.
Si analizamos la situación en Salta, a nivel de las realidades emergentes en la cotidianeidad, no cesamos de corroborar la disonancia entre las acciones gubernamentales para la ocasión (todos conocemos el ceremonial que se repite año a año para esta fecha u otras similares) y el verdadero compromiso con la preservación de la Biodiversidad (el cual comienza por hacer cumplir las normas ambientales vigentes en nuestro país, provincia, y municipios).
Es fundamental que los funcionarios públicos entiendan que tal disonancia es cada vez más notable: mientras la degradación avanza bajo distintas formas, más aparatosas son las manifestaciones organizadas para simular la preocupación medioambiental. No es justificable tal conducta, porque además, en una situación de crisis sanitaria, económica y social como la actual, tales artificios no sólo no son creíbles (todo se sabe en estos días) sino que también cuestan recursos que podrían ser aplicados en acciones ambientales efectivas (de menor a mayor escala).
También desde hace años se observan en Salta hechos extraños que podríamos catalogar de tragicómicos. Por ejemplo, el caso de una empresa minera extranjera que usa el nombre de la Madre Tierra. Esta situación abusiva sigue sin que nadie denuncie el branding con un concepto sagrado de civilizaciones autóctonas (en este caso, la “Pachamama”). A ningún gobierno local le ha molestado la existencia de, dicha en otras palabras, la empresa “Madre Tierra” Resources Ltd., que intervino en la exploración de un proyecto minero en la provincia. En otros países hubo empresas que debieron proceder al cambio de nombre de líneas de productos, por ejemplo, en circunstancias similares.
No obstante estos antecedentes y esta actualidad, la emergencia de ciudadanos que han comprendido que “Aprender, Compartir y Actuar” es una necesidad imperiosa ante tal panorama, es algo para celebrar. Cada vez son más las personas y grupos interesados en un verdadero cambio de paradigma, para el bienestar general que comienza por el de nuestro planeta. Me refiero a movimientos de jóvenes que propugnan una agenda de marchas, convocatorias y acciones para concientizar sobre estos aspectos. El compromiso de las nuevas generaciones está siendo actualmente, el motor de muchas iniciativas por el Medio Ambiente.
También existen grupos organizados para el trueque de semillas, armado de huertas orgánicas, capacitación en temas ambientales, plantación de árboles. El activismo toma distintas formas, inclusive es personal, con la adopción de hábitos “verdes” como la huerta en casa, el veganismo, el compostaje (un compañero de la Red Ecologista de Salta, Claudio Armando, recomienda una acción simple como es el juntar hojas de árboles -siendo el otoño un buen momento para ello- para mezclarlas con los residuos orgánicos de la cocina de la casa, produciendo un buen compost para abonar la tierra). La denuncia formal de hechos en claro incumplimiento con la normativa ambiental, para la protección de espacios naturales que sabemos son irremplazables, es otra forma de acción que es emprendida de manera individual o colectiva.
La Red Ecologista de Salta es un claro ejemplo de reunión de estos intereses. Andrea Laguna, presidenta de la Fundación Mundo Verde, que la ha conformado, manifiesta su vocación ambientalista en charlas y talleres de educación ambiental, y acciones concretas de reforestación, separación de residuos y reciclaje, etc. Desde esta red, compartimos la visión de una ausencia de políticas públicas definidas en pos de objetivos claros en relación con el Medio Ambiente. Es lamentable constatar la discordancia entre los dichos y los hechos, una constante en Salta.
El divorcio entre las palabras y las realizaciones es una tradición local. Por hechos de público conocimiento provenientes del norte de la provincia, han emergido verdades lacerantes que se han ocultado por décadas. El sufrimiento ambiental tiene el nombre de los niños wichi fallecidos por desnutrición y deshidratación, consecuencia de la deforestación masiva durante décadas. El maltrato a la Biodiversidad, en efecto, mata.
El futuro, tal vez, podrá augurarse positivo gracias al creciente interés de la sociedad por estos temas. Y esperamos, cómo no tener esperanza siendo luchadores por la vida en nuestro planeta, que alguna vez los funcionarios públicos locales entiendan el importante rol que les compete en la aplicación de las normas ambientales y la ejecución de políticas públicas en acuerdo con los compromisos internacionales a los cuales se ha adherido, lo cual no es opcional, sino simplemente, la naturaleza de la carga pública adquirida por nombramiento o por haber sido electos por la voluntad popular. Un especial saludo para todos aquellos que cada día, contribuyen a hacer de nuestro mundo, un mundo ambientalmente posible.
Para más información sobre el informe IPBES 2019, ver:
https://www.un.org/sustainabledevelopment/blog/2019/05/nature-decline-unprecedented-report/
* Guía Práctica del Día Mundial del Medio Ambiente 2020
https://www.un.org/es/observances/environment-day/take-action