«Si en la ciudad de Orán tienen problemas para controlar la delincuencia, imagínese como estamos en Aguas Blancas», declaró el recién asumido jefe comunal de esa localidad, Carlos Martínez. «La frontera con Bermejo, es incontrolable», remarcó.
Recién asumido en sus funciones, el intendente de Aguas Blancas, Carlos Martínez, remarcó la permeabilidad e inseguridad de la frontera con Bolivia, una de las más calientes que tiene el país. «Necesitamos que Nación fortalezca de manera urgente la presencia de Gendarmería porque la frontera con Aguas Blancas con Bermejo es hoy incontrolable por falta de recursos humanos y técnicos».
El Jefe comunal insistió además en la necesidad de contar con una Delegación de Policía Federal, teniendo en cuenta que una importante franja ribereña del Bermejo, curso que divide los territorios de Argentina y Bolivia, se convirtió en tierra de nadie. En este sentido, confía poder tener una audiencia con la flamante Ministra de Seguridad, Patricia Bullrich.
Volviendo a la multiplicidad de delitos, Martínez se refirió a la división de competencias jurisdiccionales. «Aquí tenemos toda clase de delitos y hay sectores donde no pueden intervenir ni Gendarmería ni la Policía de la Provincia. Además, no tenemos una Comisaría, sino una subdelegación policial que depende de San Ramón de la Nueva Orán y que nos cubre con cinco o seis efectivos».
«Si en la ciudad de Orán tienen problemas para controlar la delincuencia, imagínese como estamos en Aguas Blancas», expresó.
Según explicó, la inseguridad es un serio problema para los 5.600 habitantes que tiene la localidad, las personas que adquieren mercaderías en Bermejo y los trabajadores de la frontera, que son víctimas frecuentes de robos, hurtos o asaltos con armas.