La diputada nacional se mostró con Javier Milei y Victoria Villarruel. Durante la campaña apoyó a Patricia Bullrich. Su figura no parece formar parte de los cambiantes ideales del economista.
Dios los cría y el antiperonismo y la derecha los une. Este jueves, la diputada salteña Virginia Cornejo posó junto a sus nuevas figuras de adoración: Javier Milei y Victoria Villarruel, los candidatos a presidente y vicepresidenta que rechazaba hasta hace pocos días y ahora son los únicos que recibirán su voto.
Cornejo, que comenzó su trabajo relacionado al Estado en 1970, cuando no tenía veinte años, desde entonces pasó por la Municipalidad y la Provincia con distintos espacios políticos. Es, lo que se dice en términos de Milei, pura casta. Tanto, que al menos hasta noviembre del año pasado tenía nombrados a sus hijos en el Congreso Nacional.
Elena Davids Cornejo, hija de la diputada, fue contratada por su madre en el Congreso Nacional como planta política y escalafón A-5-T. Algo similar ocurría con su otro hijo, Oscar Adolfo. El año pasado ambos cobraban más de medio millón de pesos mensuales.
Pero ahora Cornejo es anti casta y es todo aquello que Milei pregona. Tiene lógica. La salteña siempre hace lo que le ordenan desde Buenos Aires. Ya se vio algo así durante la cuarentena, cuando Cornejo no tuvo ningún inconveniente en romper las medidas sanitarias para pedir «libertad» y otras exigencias que convenían al macrismo porteño.
