El primero fue abordado por jóvenes en el aeropuerto local que también le recriminaron su voto en la reforma previsional. El segundo quiso cenar en un restaurante de la Capital Federal y los presentes le cantaron que “no querían mediocridad”.
Al ahora diputado nacional salteño por el macrismo se le borró la eterna sonrisa de la cara. Fue en el aeropuerto local tras la sesión del senado cuando fue abordado por jóvenes que le recriminaron su posturas retrogradas en torno al proyecto que legalizaba la Interrupción Voluntaria del Embarazo y también su voto en la reforma previsional que afectó a los jubilados. “Basura, cagaste a los viejos, no olvidamos. ¿Cuánto te pagaron?”, le gritaban algunas mujeres mientras otras más jóvenes y con pañuelos verdes le recriminaban su papel ante el proyecto de Interrupción Voluntaria del Aborto. “La pasé muy mal”, declaró el empresario mediático en la emisora de su propiedad en el día de ayer.
Más histriónico, el sojero Alfredo Olmedo soporto estoicamente el canto que docenas de comensales de un restaurante le dedicaron ni bien lo identificaron. El sojero no portaba su clásica campera amarilla, pero sí una roja con blanca de mucho peor gusto que la clásica. Y aunque medios afines al diputado nacional quisieron reducir el repudio a mujeres con pañuelos verdes, la verdad es que todo el restaurante pidió que la “mediocridad” abandonara el local.