José Muratore dijo que presentó todos los planos y que cuenta con habilitaciones municipales, comerciales y de bomberos. Un ingeniero había asegurado que el lugar no contaba con los papeles correspondientes.
El incendio del Mercado San Miguel, en pleno centro de Salta, generó críticas hacia el administrador del lugar, José «Pepe» Muratore. La primera había sido del jefe de bomberos voluntarios, Walter Chávez, quien había asegurado que el lugar no contaba con «los elementos básicos para responder a una emergencia».
«Hemos insistido en la importancia de contar con hidrantes y sistemas de presión que permitan una intervención inicial en caso de siniestros», decía Chávez en las afueras del mercado, cuando las llamas todavía no se habían extinguido del todo, y se lamentaba que no se le había dado «la debida importancia» a esa advertencia.
Chavez decía que en varias oportunidades había señalado las flaquezas de seguridad del mercado, pero las autoridades no le prestaron atención. «Podemos hacer simulacros, pero si no hay inversión en lo necesario, de nada sirven. No basta con prepararse, hace falta una reacción efectiva y una inversión real en infraestructura de seguridad», declaraba.
Luego, con el pasar de los días, las críticas continuaron. Esta semana llegaron del COPAIPA, cuyos ingenieros aseguraron que el mercado presenta graves falencias. Según difundió El Tribuno, señalaron problemas en normas eléctricas, sismorresistentes, y de higiene y seguridad que ponen en riesgo a puesteros y usuarios. Hasta uno de los expertos aseguró que la administración del lugar no había presentado los papeles necesarios para su habilitación.
Esto generó la reacción de Pepe Muratore, quien no se quedó callado y contestó las críticas. «Le están fallando las computadoras al COPAIPA», dijo en las últimas horas.
En FM Profesional, Muratore aseguró que el mercado presentó los planos al COPAIPA y por eso cuenta con todas las habilitaciones municipales, comerciales y de bomberos. Y agregó que si los expertos no encuentran los archivos digitales propuso «que se den una vuelta» por su oficina, donde están todos los papeles «en cuadritos».