Porque acá resulta más económico la extracción. Esa es la respuesta del especialista Jorge Elbaum en un artículo en donde asegura que la embajada de EEUU opera un regreso de la Alianza para el Progreso en su versión extractivista.
Tras precisar las ventajas del mineral que la mayoría de los argentinos conoce por la frondosa literatura que se produce desde hace unos años – insumo básico para la elaboración de baterías eléctricas – el autor del informe publicado en el sitio El Cohete a la Luna recuerda que litio extraído en la Argentina se destina a la exportación y que las tres provincias que lideran esta práctica son Catamarca, Salta y Jujuy. Provincias que obtienen regalías de un 3% de los recursos que resultan de su extracción y que cuentan con proyectos que son iniciativas de capital estadounidense, canadiense, chino, australiano y japonés.
No obstante, el autor recuerda que aun cuando el mineral es abundante a nivel global por encontrarse en formas de arcillas, aguas geotermales, en el mar o en la roca, es de mucho más fácil acceso en los salares continentales que abundan en la Argentina, Bolivia y Chile. “Las tecnologías desarrolladas en la actualidad hacen de los salares los territorios más económicos y rentables para acceder al mineral” destaca, para luego recordar que los valores internacionales del recurso se incrementó en forma persistente: en enero de 2020 las transacciones promediaban los 6.000 dólares la tonelada, pero entre 2021 y 2022 su precio llegó a rondar los 80.000 dólares. También conviene precisar que actualmente China lidera la producción mundial de autos eléctricos tras haber importado casi todo el litio ofertado a nivel global y que hoy el gigante asiático ha realizado importantes inversiones en el triángulo sudamericano.
Al poner en foco la situación es esos tres países, el autor recuerda que en Chile la corporación Tianqi se consolidó como la empresa más importante, mientras la boliviana estatal Yacimientos de Litio Bolivianos (YLB) busca operativizar acuerdos con corporaciones alemanas y chinas. En la Argentina, por su parte, Ganfeng se configuró como el accionista mayoritario de la planta de Caucharí-Olaroz. “Ambas corporaciones chinas –Tiangi y Ganfeng– ocupan dos de los tres puestos más relevantes entre las empresas mineras dedicadas a la extracción de litio”, se destaca.
En ese marco, Elbaum cita un informe del Centro de Estudios Estratégicos e Internacionales que considera al litio argentino como “un recurso fundamental para Estados Unidos, en su carrera con China”. “Una lectura entre líneas de dicho documento deja en claro que el país ofrece grandes oportunidades gracias a que es el menos regulado de la región, tiene carencia de dólares, ofrece recursos humanos asequibles y además se encuentra en una situación económica delicada por el endeudamiento externo”, resalta.
No es la única cita a la que recurre al autor. También destaca un análisis del investigador de la Universidad de Harvard, Andrew Sady-Kennedy, quien difundió en mayo de 2022 un “ejercicio de análisis de políticas en colaboración con la Oficina de Recursos Energéticos (ERB) del Departamento de Estado”. Allí presenta “el apuntalamiento de alianzas (ally-shoring) necesario para la disputa estratégica contra China. Su intención –como lo fue hace cinco décadas la Alianza para el Progreso– es cosificar las economías de la región en su sitial extractivista e impedir la multipolaridad que permite mayores espacios de autonomía soberana. De alguna manera, el dispositivo de alianzas propuesto no es más que un mecanismo destinado a excluir a Beijing y al mismo tiempo garantizarse los recursos estratégicos necesarios para no perder liderazgo geoeconómico”, cita.
Según el autor, “el ally-shoring es un proceso mediante el cual las democracias integran más sus cadenas de valor críticas, profundizan el intercambio de bienes, servicios y materias primas esenciales para resguardar sus economías e inversiones a largo plazo”. La propuesta, además, es quebrar el vínculo comercial de América Latina y el Caribe con el gigante asiático. Coherente con esa propuesta, la Oficina de Recursos Energéticos del Departamento de Estado ha impulsado una serie de reuniones, promesas y chantajes para apoyar la Iniciativa de Gobernanza de los Recursos Energéticos (ERGI), cuyo capítulo más relevante se vincula con el triángulo del litio.