Muchos hablan de la extensa nota que la revista “Hola” dedicó al gobernador Urtubey y a su esposa Isabel Macedo. Lógicas de una estrategia que Carlos Saúl Menem popularizó a fines de los años 80. (Daniel Avalos)
Admitamos que la característica de los veranos es la liviandad. En verano todo es liviano: los romances, las peleas, las fiestas y las ropas. Dicen que hubo un tiempo en que todo ello era condición exclusiva de la gente del espectáculo, aunque hoy todo ello es impecablemente simétrico a lo que ocurre en la política. En esta dimensión también se estila ahora protagonizar enojos y romances momentáneos, exponer alegrías y tristezas cotidianas, o explicitar objetivos que se disfrazan de políticos pero que al carecer de cualquier tipo de ligazón ente medios y fines, no son más que veleidades impracticables que despiertan suspiros entre aquellos a los que no les importa un pito la política o entre aquellos que interesados, prefieren tomarse un respiro de la misma.
La extensa nota de la revista “Hola” titulada “Isabel Macedo y Juan Manuel Urtubey abren las puertas de su intimidad en Salta”, se inscribe en esa lógica. Una lógica condenada por quienes aseguran que se trata de maniobras comunicacionales cuyo fin es mantener en la edad infantil a los pueblos oprimidos y a las masas idiotizadas. No está mal condenar maniobras de ese tipo. Lo ingenuo es creer que al hacerlo provocamos en quienes la practican un cargo de conciencia que les impide conciliar el sueño. Nada más alejado de la realidad. Los cultores de la política de verano jamás renuncian a esa práctica inaugurada por Carlos Menem que – sin abandonar los ámbitos propios de la política – invertía tiempo y dinero para juntarse con la gente del espectáculo con el objeto de ser blanco de las revistas de espectáculos. Es lo que hicieron muchos otros después de Menem y es lo que hace un par de años realiza el gobernador salteño con el objeto de instalar su figura en la nación.
Aclaremos rápido que quien escribe no duda de los lazos amorosos entre el gobernador y la actriz, pero enfaticemos que Urtubey y Macedo cumplieron todos los pasos de procesos de este tipo: un noviazgo que en marzo del 2016 fue anunciado con el tweet de un periodista de espectáculo que hizo que todos los programas de chimentos le dedicaran al asunto mucho tiempo con resultados por entonces asombrosos: millones de televidentes se enteraron que la popular actriz estaba de novia con un gobernador buen mozo que deseaba ser presidente de la nación y se apellidaba Urtubey; un casamiento majestuoso en medio de un bucólico paisaje que además de ser televisado concitó enorme audiencia; y entrevistas como la publicada por la revista “Hola” que en lo central muestra al candidato no a partir del miedo, odio, amor o dolor que sus políticas puedan generar en la provincia que gobierna o en la nación que desea gobernar, sino resaltando la intimidad maravillosa de dos enamorados que dicen apoyarse sin un motivo distinto al de ser parte de una relación.
Creer que eso alcanza para ser presidente de la nación es de una ingenuidad sólo comparable al de las buenas conciencias que creen generar conflictos de conciencia en los cultores de la política de verano por condenar sus prácticas. A estos poco le importan las impugnaciones de este tipo. A estos les importa otra cosa: que hablándose de Urtubey éste se haga más conocido y que quienes ya lo conocen empiecen a albergar o consoliden simpatías por el personaje. Un análisis rápido de cómo intentan lograrlo, indica que en ellos anida la certeza de que las redes sociales están sobrevaluadas en lo que a impacto político se refiere por asemejarse a madrigueras que potencian conductas tribales. Evidentemente el equipo de campaña de Urtubey apuesta por los clásicos medios de comunicación que hacen uso de las redes sociales, pero sólo para potenciar a un periodismo que contando con más o menos simpatía sigue monopolizando el uso de la palabra pública y posee una enorme capacidad para formatear las ideas, las emociones y las memorias de la sociedad a la que se dirige.
Admitiendo ello, debemos señalar que artículos como el de revista “Hola” es parte de una estrategia que trasciende a ese tipo de publicaciones que tiene más en común con la presencia de Urtubey en el Festival de Jesús María que con sus apariciones en los programas estrictamente políticos. Estos últimos se emiten siempre entre las 21 y las 24 horas y concitan la atención de los interesados en la política nacional que son muchos, aunque para los cultores de la “nueva política” ya no representen un porcentaje de la sociedad capaz de definir una contienda electoral. Urtubey no prescinde de esos programas ni dejará de hablarle a ese público. Sabe que ambas variables lo legitiman ante el establishment y le abre las puertas de muchos hogares de clase media que precisan que alguien le ponga palabras a las pasiones negativas que les genera Cristina Kirchner.
Urtubey y su entorno saben también otra cosa: numéricamente, son más importantes los televidentes que se sientan frente al televisor entre las 14 y 17 horas. Millones que quieren escuchar programas que relatan lo mal o bien que está Florencia de la V, lo ordinaria que puede resultar la hija de Nazarena Vélez, las semejanzas que existen entre un vestuario de fútbol y un cabaret, el valor del chalet en el que veranea Susana Giménez o la forma en que las famosas se reponen del estrés que les ocasiona confirmar que sus muslos y sus senos son cada vez menos firmes y mucho más flácidos; sin olvidar, por supuesto, cómo de cuándo en cuándo aparecen parejas que los conductores aseguran que están hechas el uno para el otro.
El Caballo de Troya “U” en este escenario hace años que es la actriz Isabel Macedo. La celebridad de ésta en ese ámbito es tal, que ni siquiera hace falta que Urtubey le relate a Luis Ventura las bondades del amor. Alcanza con que el propio Ventura o un personaje similar difunda frases e imágenes “casualmente” capturadas y que puedan conmover al corazón de doña Rosa y de don Pancho que podrán no saber qué consecuencias tiene la política “U” en la provincia de Salta, pero que muy probablemente celebrarán que ese mandatario buen mozo haya encontrado el amor de la mano de una actriz que en ese público es más importante que el propio gobernador.
El resto es más fácil aunque siempre cueste plata. Hablamos de las tapas de revistas como Gente, Caras, Pronto, Hola o Para Ti que millones de argentinos hojearán mientras esperan que el médico, el dentista o el peluquero terminen con los clientes que lo preceden en la atención. Que tales revistas hayan prestado sus servicios a la dictadura militar en otros tiempos o aboguen por la tilinguería en el presente, es algo que poco importa a Urtubey y los suyos quienes muy probablemente piensen que razonamientos de este tipo son propios de memoriosos agrios. Lo que a ellos les importa es estar entre ese público, confirmando así que aun cuando políticamente las cosas no estén saliendo como Urtubey esperaba, el salteño no tiene pensado bajarse de la candidatura presidencial, aunque eso es motivo de un análisis que no es propio de la política de verano.