El organismo busca que los candidatos y la sociedad convivan de manera respetuosa y libre de discursos de odio.
«Desde el INADI vemos con preocupación como la campaña electoral de cara a las elecciones de medio término se ha visto contaminada por la aparición de mensajes de odio y fake news que generan efectos nocivos en el debate público, alimentando la polarización y generando procesos estigmatizantes contra los candidatos y/o sus ideas», aseguró el organismo en un comunicado.
«Es por eso, que hacemos un llamado a todos esos actores a comprometerse a realizar una campaña libre de discursos de odio. Se trata de mucho más que mantener una competencia con juego limpio; se trata de comprometernos colectivamente a cuidar nuestra democracia y garantizar que siga creciendo y madurando», sigue.
«Para esto, el INADI pone a disposición de los actores políticos y del público en general las distintas herramientas del organismo, incluyendo la línea de atención telefónica 168, que puede ser utilizada para denunciar actos concretos de discriminación, racismo y xenofobia y la Plataforma Web Empatiz.Ar, en la que se pueden informar contenidos cargados de discursos de odio, para colaborar con el relevamiento ,que nuestro Observatorio del Internet está realizando al respecto», informa el organismo que en Salta encabeza Gustavo Farquharson.
«Si bien es natural que una campaña electoral sea definida por el contraste entre posiciones y propuestas, cuando ese contraste empieza a ser motorizado por discursos de odio, el proceso electoral deja de seguir las reglas de una democracia sana. La difusión consciente y deliberada de noticias falsas, de contenidos cargados de violencia de género, homo-lesbo-transodio, antisemitismo, racismo u otras formas de discriminación, son solo algunos de los mecanismos utilizados por quienes acuden al odio como estrategia política», agrega el texto.
Para el INADI, «los discursos de odio anidan sobre todo en las redes sociales y de ahí suelen encontrar su camino hacia los medios de comunicación tradicionales».
«Queremos poner el foco en que las mismas generan graves procesos de contaminación del debate político, porque de este modo la violencia simbólica empieza a normalizarse afectando siempre a quienes defienden determinados puntos de vista o a quienes pertenecen a colectivos históricamente marginalizados», expresa.
«El pacto democrático construido en la sociedad argentina desde la recuperación democrática en el 83 no puede ser dañado por los discursos de odio. Evitar que eso suceda es responsabilidad de la totalidad de los actores políticos y sociales que participan del proceso electoral. Llamamos a transitar una campaña electoral sin discriminación ni discursos de odio», finaliza.