El periodista analizó los movimientos ejecutados por el oficialismo para garantizar la elección de convencionales que reformen artículos de la carta magna provincial. Advirtió, además, las diferencias existentes entre “alternancia” y “renovación”.
«¿Ya está cocinado esto?», fue la pregunta que dio inicio el diálogo en el programa CUARTO OSCURO (FM La Cuerda, 104.5) con el periodista de la sección local del diario Página 12. «Ya está», respondió, para luego destacar que «se notó como que el gobierno termino de torcerle el brazo a la oposición». Consultado sobre si había oposición a la reforma o simples opositores, D’Andrea dijo: «Hubo un intento de oposición. No tanto en el senado en donde los números del oficialismo son apabullantes, sino en diputados en donde los opositores podían llegar a arañar los 20 legisladores que se precisan para postergar el tratamiento y forzar una mesa de negociación sobre qué puntos sí tratar y qué puntos incorporar. Pero el intento se fue deshilachando. No llegaron nunca a estar cerca de ese número. Hubo diputados del Partido de la Victoria que se pasaron, ayer el Partido Renovador firmó dentro del grupo de partidos que apoyaran. En fin, ayer en senado la media sanción para habilitar la reforma salió unánime».
Puesto a opinar sobre las características de esa sesión de la cámara alta provincial, D’Andrea relató que «hubo dos variables en la exposición de los senadores. Una fue un autoflagelamiento, un mea culpa político. Hubo un senador que llegó a decir que una persona que llega con los votos usurpa el poder muchos años, como si se tratara de los militares que pateaban la puerta para adueñarse de un sillón y no personas votadas que luego son reelegidas, más allá de la discusión de si eso es sano para la institucionalidad. En fin, fueron grandes discursos antipolíticos para defender la limitación de los mandatos y las reelecciones».
Según el periodista salteño, el otro tinte de los discursos fue «remarcar que en el proyecto hay otras cosas que hubiera sido importante incluir en la reforma. Pero fue una especie de ‘marche preso’; es como que decían ‘nos hubiese gustado que la cuestión aborigen estuviera planteada en la reforma, pero bueno, no se pudo…’. La senadora Abilés dijo ‘me hubiera gustado que la cuestión de género estuviese en la nueva constitución, pero bueno, no lo hicimos…’. Hubo sincericidio allí”, destacó.
Durante la charla se recordó la reunión de hace una semana entre senadores y el gobernador Sáenz. En ella los legisladores sugirieron que había que limitar los mandatos en los cargos ejecutivos, pero no necesariamente en los legislativos. «Hubo un senador que lo planteó ayer, pero nada. Saben que tienen la opinión pública totalmente en contra. Un diputado o un senador que diga que no está de acuerdo, sabe que los van a acusar de querer eternizarse en un cargo», señaló D’Andrea. No obstante, remarcó que «alternancia no es igual a renovación». A la hora de precisarlo dijo: «Lo primero es cuando de golpe un diputado se pasa a senador; un senador se pasa a diputado y después se vuelve a dar el enroque». Luego sentenció: «Hay lugares en donde tenés esos dos cargos y pueden andar rotando y pueden estar 40 años haciendo el cambio. En fin, la alternancia no significa renovación».