El historiador salteño, Daniel Escotorín, expuso algunos aspectos de la doctrina empleada por la Junta Militar que asaltó el poder un 24 de marzo de 1976. Retazos de una historia protagonizada por genocidas adoctrinados por represores franceses.
El siglo XX en nuestro país estuvo plagado de golpes de estado. En CUARTO OSCURO (FM La Cuerda 104.5), Escotorín repaso los mismos, aunque claramente el de 1976 fue el que inauguró los mecanismos más perversos en el marco de un plan de exterminio de una generación politizada y radicalizada: los Centros Clandestinos de Detención y la desaparición sistemática de personas.
“El de 1976, fue un Golpe de Estado planificado en todas sus instancias: desde las políticas a las represivas. Hay una frase de Masera [uno de los comandantes más crueles de la Junta Militar] que lo grafica cuando dijo ´nosotros hicimos la represión con la doctrina en la mano´. Eso fue real. Ellos tenían una doctrina que provenía de la escuela francesa y por ello mismo estaban preparados para hacer todo lo que hicieron: los centros clandestinos de detención, las desapariciones sistemáticas o los métodos de tortura”, explicó. En ese punto, el historiador fue invitado a resumir tal doctrina.
“De manera rápida podemos decir que los franceses tras la guerra en Indochina – que fue la experiencia anterior a Vietnam – concluyen que los métodos de insurgencia no estaban dentro de los esquemas clásicos de guerra. Ahí aparecen los ejes de esa doctrina que luego lo aplicaran mucho más orgánicamente en Argel [colonia francesa que se independiza de Francia]. ¿En qué consistía? Sobre todo, en cuadricular los espacios de las ciudades; a partir de allí la zonificación que acá también se dio con las zonas, subzonas, los cuerpos de ejércitos; luego la aplicación de toda una tarea de inteligencia porque para ellos lo importante no era la acción militar en sí misma, sino el detectar todos los espacios y movimientos de lo que ellos llamaban la subversión; luego venía la detención; y tras ello la aplicación de los métodos de interrogatorios, un eufemismo de lo que era la tortura. Esto fue, de manera muy resumida, la herencia de la escuela francesa que explica los centros clandestinos, los asesinatos y las desapariciones. Escuela francesa que va a adiestrar al ejército argentino que ya venía con una macabra experiencia desde los años 50 del siglo XX o anteriormente también. Recordemos a Leopoldo Lugones, el inventor de la picana en la década del 30 en nuestro país. No obstante, tras la Segunda Guerra Mundial y para ´luchar” contra la ´subversión´, hasta EEUU se convertirá en alumno de los franceses en la medida que se van involucrando en Vietnam”, resalto el historiador.
En ese marco, el historiador salteño enfatizo que la “maldad empleada no era una forma de irracionalidad. Todas las formas de represión que emplearon – la desaparición de personas, el arrojar personas al mar, el dinamitar cuerpos, ejecutarlos y enterrarlos en fosas comunes – no solo fue planificado, sino que también fue selectivo. Y ello tenía que ver con este trabajo de inteligencia que habían hecho para identificar los distintos niveles de jerarquía política dentro del movimiento popular. Lo que comenzó como una represión contra organizaciones revolucionarias y armadas, fue a la par de cualquier dirigente sindical, social, popular y político que representase para ellos un peligro aun dentro de lo que pudiera ser una oposición moderada. Hay que resaltar esto: todos los ejecutados, todos los desaparecidos lo fueron porque ellos sabían de quien se trataba”, resaltó Escotorín.