Una representante gremial del banco ironizó la situación ante los medios nacionales: “no sabemos si tenemos caras de tetas o qué”, dijo.
El Macro, así como entras entidades bancarias, están tomando los “recaudos” necesarios para mantener la atención al público durante la cuarentena. Ello implica higienizar los ambientes y repartir entre sus trabajadores los insumos mínimos para evitar la propagación del virus. Aunque en algunos casos los resultados no solos esperados.
Empleados de todas las sucursales del Macro recibieron este miércoles una copa con unas tiras que se ajustan a la cara. El adminículo en cuestión semeja más a un corpiño que a un barbijo. Así lo hicieron saber los propios empleados a la prensa nacional.
El medio Tiempo Argentino reprodujo el testimonio de Mercedes Marchisio, integrante de la mesa ejecutiva de la Comisión Gremial Interna. “No sé quién es el cráneo que compró esto, pero llegó a todas las sucursales de Macro. El problema de fondo es que cada banco hace lo que quiere. El sindicato mandó un protocolo que se aprobó, pero no se activó todavía. Lo del corpiño, claramente, no estaba en ese protocolo”, comentó Mercedes que también aclaró, casi en broma: “Ahora, el banco nos manda esto y no sabemos si tenemos caras de tetas o qué”.
“Hablamos con el sindicato y nos van a mandar barbijos, pero no es responsabilidad de La Bancaria. El banco tiene que garantizar las medidas de higiene y seguridad”, analizó Marchisio y agregó: “El banco no toma medidas como desinfectar, colocar mamparas o tomar la fiebre a los empleados. Compromete no solo a los trabajadores, sino también a los usuarios. No hay un testeo ni un control sanitario y esto impacta directamente sobre los clientes. Es una desidia patronal de un sector que lleva una década de ganancias extraordinarias”.