El arquero del Deportivo Aviación de Orán fue clave en la obtención de la Copa Salta. Su performance se viralizó en las redes y llegó a los medios de todo el país. ¿Habría pasado lo mismo si el jugador no tuviera sobrepeso?
El domingo que pasó tuvo algunas noticias importantes: la renuncia de Joe Biden a la reelección en Estados Unidos, los empates de River y de Boca y la expectativa por la continuidad de las políticas del gobierno libertario. Sin embargo, un episodio menor ocurrido en nuestra provincia se llevó las primeras luces del día. Se trata de la definición por penales que le dio a Deportivo Aviación de Orán el título de campeón de la Copa Salta.
¿Por qué todo el país se interesaría en un torneo que no conmueve ni siquiera a todos los salteños? La respuesta parece una, pero es otra.
La viralización del hecho llegó por «Bombucha», el arquero de Aviación, que atajó un penal y convirtió otro, transformándose de esa manera en el héroe que definió el encuentro a favor del equipo de Orán.
Pero lo que todos destacaron de «Bombucha», cuyo nombre real es Federico Salto, no fueron sus dotes deportivas, sino su sobrepeso. Seamos sinceros: el arquero fue noticia porque pudo atajar pese a no gozar de una figura acorde a la que se suponen que deben tener los futbolistas.
¿Entonces qué es lo que llama la atención para que se viralice? ¿Cuántos penales se atajan en el mundo todos los fines de semana sin que se repitan ni siquiera en los programas deportivos?
No nos equivoquemos ni nos confundamos: si «Bombucha» fue viral, fue por la gordofobia imperante en la sociedad argentina, que considera insólito que un jugador con sobrepeso pueda lograr tener éxito en su disciplina.
El trato condescendiente con el jugador, los comentarios jocosos sobre su apodo, para no mencionar directamente los insultos y las burlas que pasaron desapercibidas por el tono «humorístico» con el que se emitieron, no deben ocultar la realidad. «Bombucha» es un héroe, pero nadie creía en él. Nadie cree que los «diferentes» puedan lograr cosas que los «normales» sí.