Las alternativas que maneja el Gobierno no serían suficientes para sustituir el fludo del país vecino frente a una contracción del 50%. La petrolera estatal boliviana avisó que se trata de una posibilidad concreta ante la toma de plantas de hidrocarburos.
Frente a este riesgo, el Gobierno argentino está evaluando una serie de alternativas -como el uso de las reservas de gas natural licuado almacenado en la terminal de Escobar, retomar las importaciones a través de Chile o incrementar la producción local-, que de todos modos no serían suficientes.
«Todo el NOA y el 70% de Córdoba se abastecen del gas boliviano» dijo el titular de la Cámara de Expendedores de Combustibles de Santiago del Estero, Pedro Llorvandi. “No hay posibilidad de inyectar gas desde el centro al norte del país. Si se corta el suministro, automáticamente en cuestión de horas se quedan sin producto todas las cañerías», agregó en declaraciones al programa de radio La Tarde Recién Comienza.
A su vez, Llorvandi indicó que de no cumplir con los despachos, Bolivia «estaría violando contratos a nivel internacional» que llevaría a un serio conflicto internacional. «Los contratos son hechos para ser cumplidos, máxime cuando son internacionales y peor aun cuando esos contratos son de energías», explicó.
Por su parte, el ingeniero industrial y consultor energético Cristian Alonso se expresó en el mismo sentido y afirmó a LPO que si la caída es mayor a los 4 millones de m3 diarios «puede ser un problema para la zona de Córdoba y el Noroeste, pero también puede ser visto como la oportunidad de implantar una planta de regasificación en esa zona» para dejar de depender del gas boliviano que está en franco declive y se estima que se quedará sin reservas en los próximos años.