La diputada del PRO fue consultada al respecto y tras balbucear un poco admitió que desconocía sobre el tema que dejó 720 obreros en la calle y del que todos hablan desde el 20 de enero pasado. Acá el proyecto de ley que ingresó a la legislatura el 19 de marzo.
Fue en el programa “Hablemos de Política” que se emite por FM Aries. Allí la diputada fue consultada por qué no había participado de la reunión que a la mañana mantuvieron los presidentes de distintos bloques con los trabajadores azucareros que se movilizaron para pedir por la expropiación del ingenio luego de que la multinacional Gloria cerrara el emprendimiento aduciendo crisis azucarera.
La legisladora sostuvo que tenía otra reunión con lo cual, la consulta siguiente fue cuál era su posición al respecto momento en el que finalmente derrapó y tuvo que admitir que desconocía el tema, que su rol fundamental es “ocuparse de los problemas de Metán” y que recién había asumido en su cargo el 24 de noviembre del 2017 aunque el “problema San Isidro” estalló el 20 de enero pasado cuando se cerró el ingenio, siguió en febrero cuando el gobierno nacional decidió no intervenir y continuó el 19 de marzo cuando finalmente ingresó el proyecto de ley que pide su expropiación con la que se puede estar de acuerdo o no, pero que obligó a todos los actores de la política a emitir una opinión al respecto.
Todos menos Gladys Moisés, quien indudablemente ni siquiera leyó el proyecto de seis artículos y que posee una larga fundamentación que recupera los datos que el sindicato aportó al Ministerio de Trabajo de la Nación para rebatir el relato de la multinacional Gloria S.A. que aseguraba que había una crisis azucarera que la obligaba a cerrar el ingenio y dejar en la calle 720 obreros. “La verdad es que no hay tal crisis en la actividad azucarera”, enfatiza el proyecto que luego transcribe fragmentos de la presentación formulada por el gremio SOEASI impugnando ante el Ministerio de Trabajo los argumentos de la empresa:
El azúcar crudo (contrato 11, NY) inició el año con un valor cercano a los USD 0,20 la libra alcanzando su mínimo anual hacia mitad de año (USD 0,13). A partir de allí se recuperó finalizando el año alrededor de los USD 0,15 la libra. Del mismo modo el azúcar blanco (contrato 5, Londres) inició el año a USD 521 por tonelada, y lo terminó por debajo de los USD 393 por tonelada.
Según el gremio, esa evolución es llamativa en comparación con el año 2016 cuando ambos mercados se comportaron sostenidamente en alza en comparación con el año 2015. Durante el 2016 el precio del azúcar blanco se elevó un 25%, con picos de USD 600 por tonelada entre septiembre y octubre, mientras que el azúcar crudo tuvo un incremento anual superior al 30% con un pico en octubre de USD 0,22 la libra. En este sentido, la caída de los precios del año 2017 no se presenta como la anomalía de la serie de largo plazo, sino que significa el restablecimiento de los precios internacionales del azúcar según sus valores históricos. La anomalía en los precios radica en los abultados incrementos del año 2016, superiores al 25%. Esto último resulta más claro cuando se analizan los precios del año 2015, que se encuentran no solo por debajo de los abultados precios del 2016, sino que también son inferiores a los precios cotizados el pasado 2017.
La producción de bioetanol, por su parte y según los números del sindicato, creció sostenidamente desde el 2010 alcanzando un volumen mayor a los 400 mil metros cúbicos en 2016, que fueron superados ampliamente en los primeros tres trimestres del año 2017. Esta producción creciente fue acompañada de un incremento de los precios superior al 500%: desde los $3/litro en 2010 hasta los $15,6 por litro en la actualidad.
El proyecto recuerda también que el Ingenio San Isidro es el principal productor de azúcar orgánico del país, cuyo destino casi exclusivo es la exportación. En ese sentido se recuerda que en los últimos años los indicadores de producción del Ingenio mejoraron sustancialmente año tras año y con la sola excepción del año 2013 en el que toda la producción sectorial fue afectada por factores climáticos. La evolución de esa producción fue detallada en el cuadro que reproducimos a continuación:
Como puede observarse y sin considerar los valores excepcionalmente altos del año 2012, los indicadores de 2015 y 2016 (última información disponible proveniente del Centro Azucarero Argentino) se encuentran en los mejores niveles del período reciente y se aclara que los datos del año 2017 fueron aún mejores, por cuanto la producción total ascendió a 62.982 toneladas, de las cuales 45.565 fueron de azúcar orgánica. En otras palabras, en términos de producción total el año 2017 ha sido el mejor de la historia. “Ello dice al menos dos cosas: por un lado, que el Ingenio San Isidro está lejos de estar atravesando una situación de crisis; por el otro, que la colaboración activa del conjunto de los trabajadores ha sido un elemento fundamental para posibilitar el crecimiento de la producción total del ingenio” enfatiza el escrito.
El proyecto también destaca la producción de biocombustible a base de etanol y que según datos de la Secretaria de Energía de la nación, la empresa Bio San Isidro S.A. produjo entre julio de 2012 y octubre de 2017 bioetanol en una cantidad superior a los 55.000 metros cúbicos distribuidos según el siguiente detalle:
La caída de la producción en el año 2017 se debió, según el gremio, a “la necesidad de realizar una parada técnica durante los meses de mayo y junio a fin de realizar reparaciones en la cañería de agua y en la bomba de agua. Luego de dichos arreglos la producción mensual volvió a los niveles normales”, precisa el escrito que recuerda que la evolución de los precios también favoreció los ingresos del ingenio como se mencionara anteriormente.
La inexistencia de una crisis económica del ingenio, es reforzado por el análisis que hace el proyecto de la situación crediticia de las sociedades que componen el Ingenio San Isidro: “tanto Emaisa S.A. como Prosal S.A. y Bio San Isidro S.A. presentan una más que saludable situación financiera, toda vez que la información provista por el Banco Central de la República Argentina en su sistema de consulta on line a través de los números de C.U.I.T. indica que en los tres casos la situación es de tipo 1, es decir, “situación normal” precisa el escrito.
Finalmente, el proyecto recoge una recopilación de inversiones que el Sindicato elaboró oportunamente con el objeto de mostrar que no existen elementos que permitan afirmar que el Ingenio San Isidro atraviesa una situación económica crítica. Esa lista de inversiones ejecuta entre el 2015 y el 2017 es la siguiente: 1) Obras de sector trapiche: Ensanchamiento de la mesa alimentadora y la incorporación de un nuevo puente grúa con capacidad para 25 toneladas. Rastra elevadora de bagazo e incorporación de 2 molinos eléctricos (2015); 2) Sector evaporación: se incorporaron 5 tachos de los cuales 4 funcionan como hervidores y uno para jugo (2015); 3) Sector sala de envasado: Implementación de nuevas balanzas (2015); 4) Sector destilería: 2 cubas nuevas con sus respectivas cañerías (6 bases) y centrifuga nueva (2015); 5) Decantador de filtro: se agregaron 2 filtros, se modificó el ventilador de bagasillo y la base respectiva y se colocó un decantador nuevo con cañería, plataforma y calentador de jugo pesado (2016); 6) En laboratorio: Se incorporó un refractómetro digital, un espectrofotómetro digital, un polarímetro digital, una balanza analítica digital, un espectrofotómetro para agua de calderas (2016); 7) Estiba: incorporación de 2 autoelevadores nuevos (2016); 8) Instalación de red de incendios con bombas nuevas (2016); 9) Obra en el sector encaladora de jugo: Tami rotativo de jugo, modificación completa del sector (tacho de jugo, bomba de jugo, cañerías de 8 pulgadas) (2017); 10) Adquisición e instalación de una báscula nueva (2017)
No obstante todo lo mencionado, el proyecto asegura que la producción del ingenio se encuentra por debajo de su capacidad potencial aseverando que aun con las actuales instalaciones no sería difícil incrementar un 70% la cantidad de caña molida. De allí que el escrito concluya que el Ingenio San Isidro está lejos de atravesar una crisis económica que le impida continuar con las operaciones.