El poder adquisitivo de los trabajadores se ve severamente afectado. Expertos advierten que el indicador acumula una pérdida de casi 60% desde 2011.
El salario mínimo en Argentina ha experimentado una dramática caída del 26,5% en términos reales durante los primeros nueve meses del gobierno de Javier Milei, según revela un informe del Instituto Interdisciplinario de Economía Política (IIEP) de la Universidad de Buenos Aires. Este desplome se suma a una tendencia bajista que se viene observando desde hace más de una década, pero que se ha intensificado notablemente en los últimos meses.
La aceleración de la inflación, exacerbada por la última gran devaluación, ha sido un factor determinante en esta caída. El Salario Mínimo, Vital y Móvil (SMVM) de enero de 2024 ya mostraba una reducción del 17% respecto a noviembre del año anterior. Aunque entre febrero y mayo el incremento nominal logró mantenerse a la par de la inflación, junio marcó una nueva caída, seguida de una leve recuperación en julio y otra contracción en agosto.
En agosto, se realizó un ajuste del salario mínimo, elevándolo de $254.232 a $262.433, lo que representó un aumento de apenas 3,2%, muy por debajo de la inflación del 4,2% registrada ese mes según el INDEC. Esta tendencia decreciente ha llevado al SMVM a uno de los niveles más bajos de la serie histórica, comparable solo con los primeros años de la convertibilidad y el periodo posterior a su colapso en 2002/2003.
La crisis salarial se ve agravada por una creciente crisis de empleo. Mientras que durante el gobierno anterior la tasa de desempleo se mantuvo relativamente baja, desde diciembre se ha observado una significativa pérdida de puestos de trabajo. Datos de la Secretaría de Trabajo indican que entre noviembre y junio se perdieron 182.500 empleos asalariados, cifra que asciende a 204.100 si se considera el pico de agosto del año pasado. Esta combinación de caída salarial y pérdida de empleo plantea un escenario desafiante para la economía argentina y el bienestar de sus trabajadores.