sábado 14 de diciembre de 2024
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Vacaciones de invierno | Cinco destinos salteños con sabor a aventuras

Aparecen en la lista de lugares con escasos servicios y de difícil acceso, pero las cuevas de Acsibi, el tramo Cafayate-Cachi de la Ruta 40, el Desierto del Diablo, el Cono de Arita y algunos salares se abren paso a fuerza de belleza natural y misterio.

Las cuevas de Acsibi es uno de los destinos que hasta hace apenas unos años eran prácticamente desconocidos. Sólo la belleza de las mismas permitió que el periodismo de aventura vaya al encuentro de las mismas para luego promocionarlos. Se encuentran a 15 kilómetros de Seclantas, en plenos Valles Calchaquíes, y forman parte de la finca Montenevia a la que se llega en 4×4 comandada por sus propietarios: la familia Aban.

Estas cuevas se asemejan a enormes velas derretidas y para llegar al lugar hay que atravesar primero un desfiladero de formaciones rocosas de arenisca rojiza y tonos muy intensos. Durante todo el trayecto es espectacular el juego de colores, luces y sombras, ya que distintos huecos y entradas permiten el ingreso de los rayos del sol a determinadas horas, que rebota en las paredes rojas, ocres y amarillas. “La zona era habitada por los pulares, parte de la gran nación calchaquí, y se cree que estas cuevas eran usadas como lugares de rituales, porque en ellas se encontraron numerosos fragmentos de cerámicas”, enfatiza el escrito cuando describe el lugar.

En otras publicaciones dedicadas al turismo se detalla que las cuevas fueron descubiertas por Fido Abán, de la finca Montenieva, en cuyos terrenos están las cuevas. Fido, que nació en el lugar, hace de guía en excursiones que se extienden por unas 8 horas. Parten de la finca Montenieva, 3 km al sur de Seclantás, a las 9 am. Luego de andar 20 km en 4×4, al llegar a un profundo cañadón multicolor, hay que subir por escaleras colgantes, con asistencia de los guías, para atravesar otro cañón de distintos tonos rojizos hasta la formación de Acsibi, donde están las cuevas. Son 10,5 km de caminata de bajo nivel de dificultad.

Tramo Cafayate-Cachi de la Ruta 40

Son varios los informes que seleccionan ese tramo salteño de la Ruta 40 como uno de los mejores del país para viajar. “Es un compendio de lo mejor, lo más bello y emblemático de Salta. Todo ello en poco menos de 200 km”, destacó alguna vez un informe del diario La Nación.

La Ruita 40 atraviesa nuestra provincia a lo largo de 157 kilómetros con dos ciudades turísticas por excelencia en cada extremo: Cafayate y Cachi. “Viñedos de altura, pimientos secándose al sol y ponchos tejidos a mano se suceden junto a pueblos encantadores con capillas de adobe y puertas esquineras. En rigor, los Valles Calchaquíes son más que el trazado de Cafayate a Cachi, pero cuando uno dice que hace “los Valles” suele referirse a lo que hilvanan estas dos localidades salteñas. En los últimos años, los viñedos han ganado terreno y ya se los ve nomás salir de los pueblos como Seclantás, Molinos y San Carlos” destaca el informe.

Además, el escrito resalta algunos “hitos” naturales y humanos del camino como la La Quebrada de las Flechas (asombrosas formaciones que aparecen a la salida de Angastaco), la iglesia de Molinos que es Patrimonio Histórico Nacional, los teleros de Seclantás, las cuevas de Acsibi, La Paya y el casco histórico de Cachi. “Vale la pena el desvío a Colomé, para visitar la bodega y el museo de James Turrell” se aclara.

Finalmente, el informe recomienda a los argentinos que quieran transitar esta ruta que hay pocos kilómetros de asfalto al salir de Cafayate y luego ripio en buen estado: “la RN 40 va trepando a medida que avanza. Suele estar óptimo fuera de la temporada de lluvias (en verano). En enero y febrero puede cortarse por horas, o incluso días, pero siempre pasan las máquinas de Vialidad Nacional”. No obstante, el turista debe saber que si alquila un auto conviene que sea alto para viajar más cómodo por el ripio de la RN 40.

Marte en la Puna

No hace mucho tiempo, la ciencia y el turismo se unieron en una campaña que proponía a los turistas viajar a la Puna para sentirse en el planeta rojo. “En el video, una científica investigadora del CONICET, Eugenia Farias, compara las características de Marte con las del entorno y el paisaje del Desierto del Diablo, en Salta, y afirma que “La Puna argentina es el ambiente más parecido a Marte que tenemos en el planeta tierra”. Se trataba de una campaña de la Secretaría de Turismo de la Nación denominada ‘Sentite en Marte en la Puna’.

Hace poco el desino fue promocionado por la sección “Lugares Elegidos” del diario La Nación. Allí se destacó que al “Al salir de Pocitos y unos 30 kilómetros antes de llegar a Tolar Grande, la ruta provincial 27 se vuelve de pronto toda roja. El suelo y los cerros que asoman en el horizonte son del mismo tono, que se enciende con el sol y llama la atención por su monocromía. No hay gris, ni verde, ni ocre que se distinga entre tanto rojo”, dice el reporte.

Se trata del “paraje que es conocido como Los Colorados. Hay quienes lo llaman también Desierto del Diablo. Dicen que quien recorre sus laberintos tiene grandes chances de cruzarse con Huancar –como se menta por aquí al diablo– y, aseguran, más de uno ha sellado pactos secretos con él. Pero si uno no sabe, el paisaje es de lo más bello e inofensivo. En el tramo conocido como las Siete Curvas se toman las mejores fotos” destaca La Nación.

Cono de Arita

En un concurso del 2019 fue elegido entre las siete maravillas del país. Aquella vez destacaron que se trataba de una pirámide casi perfecta de 147 metros de altura que se alza en medio del Salar de Arizaro para imponer su misterio entre la vasta planicie. Quizás un volcán a medio formarse, este extraño resto de la geología salteña fue lugar sagrado para civilizaciones preincaicas. La soledad del entorno encendió mitos y leyendas indígenas, en las que el cono simuló ser un dios, tal vez moldeado por los caprichos del viento.

El Salar de Arizaro se ubica entre los salares más grandes del mundo. Se llega al lugar partiendo desde Salta Capital por la ruta nacional 51. Hay que atravesar la Quebrada del Toro hasta San Antonio de los Cobres. Luego se debe tomar la ruta 27 hasta Tolar Grande. De allí solo quedan 80 kilómetros para arribar al Cono de Arita. ¿Qué quiere decir Arizaro? Dormidero de los cóndores. Su joya, el cono, está hecha de una mezcla de sal y lava negra y se yergue unos 200 metros sobre la superficie. En aymara, Arita significa filoso o punzante. Es como una punta de flecha presta ser lanzada al espacio.

Salar de Pocitos

También fue destacado en aquel concurso del año 2019. En este caso, el Salar se halla junto al pueblo San Antonio de los Cobres. Un lugar en que la serenidad impide detectar el paso del tiempo y con muchas maravillas de la puna salteña, como un arroyo de salitre que corre solitario entre las costras salinas. Este salar, debido a las lluvias que lo afectan en la época estival, genera un fantástico lago celeste a la vera de la ruta provincial 27. El escenario se vuelve majestuoso gracias al imponente Cerro Macón, de más de 5.600 metros, que domina desde las alturas. El pueblo de Pocitos es habitado apenas por 15 familias, y que son los protagonistas y usuarios de la escuela primaria, el colegio secundario (itinerante), la radio FM y los dos restaurantes o casas de comidas. Un cosmos tan mínimo como vital.

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