En 2015, el ex vicegobernador intentó ahuyentar a los canes mientras el mandatario sólo sonreía.
El escándalo, los aullidos y el revuelo opacaron inmediatamente el solemne acto del 17 de junio de 2015, cuando un par de perros se pelearon en medio del izamiento de la bandera durante el homenaje a Martín Miguel de Güemes.
Todo duró unos treinta segundos pero alcanzó para quitarle para siempre la seriedad al asunto. Especialmente por el papel del entonces vicegobernador Andrés Zottos, que intentó separar a los canes sin ningún tipo de éxito. Primero con empujones cercanos a las patadas. En un momento contó con la colaboración del mismísimo gobernador, que intentó golpes leves que no lo comprometieran con los proteccionistas.
En un clásico intento de despeje que podría haber estado acompañado por una orden monosílaba, Zottos aplaudió cerca de los perros. Un golpe seco que fue totalmente en vano.
Finalmente, funcionarios menores lograron terminar el pleito. Ayudó la ropita de uno de los perros, utilizada como gancho para arrastrarlo. Una patada a destiempo de un gendarme que ya venía repartiendo puntapiés se evidenció como innecesaria. Todo había terminado. Urtubey, con una sonrisa socarrona, no se inmutó.
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