lunes 23 de junio de 2025
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Trabajó en Salta | El médico medieval que se funde con el gobierno que piensa como él

Abel Albino, reconocido pediatra que combate la desnutrición y ostenta una ideología de ultraderecha como la de la gestión libertaria, pidió ayuda a la comunidad para poder pagar los sueldos de la fundación CONIN. El año pasado había firmado un convenio con el gobierno de Javier Milei.

Esto con Alberto no pasaba. La fundación CONIN, liderada por el pediatra Abel Albino, que realizó numerosos trabajos para combatir la desnutrición infantil en Salta, está con serios problemas económicos. Tantos, que el mismísimo Albino salió esta semana a pedir ayuda a cualquiera que quisiera colaborar con algo de dinero para poder pagar los sueldos.

«Nuestro Presidente Doctor Abel Albino pide ayuda para el pago de sueldos, doná todos los meses el valor de una caja de leche», publicó CONIN en su cuenta de Instagram, junto a un video en el que Albino repite el mensaje.

La mala situación económica de CONIN se da justo con un gobierno que piensa muy parecido a Abel Albino, conocido por su trabajo contra la desnutrición pero también por sus declaraciones en contra de los homosexuales y el aborto. Y menos de un año después de que Albino le diera una mano a la gestión libertaria, durante el escándalo por los alimentos retenidos en galpones que el Ministerio de Capital Humano de Sandra Pettovello no repartía.

En junio de 2024, en medio del escándalo por los alimentos retenidos, Pettovello se contactó con el fundador de CONIN. Lo llamó en medio de la desesperación de la crisis. Y Albino respondió: «Vamos a darle la ayuda que haga falta», dijo el médico. Hoy Albino pareciera sufrir la crueldad libertaria. La crueldad de los que piensan como él.

Medieval

Hubo un tiempo en el que todos hablaban bien de Abel Albino. Urtubey, Macri, Lanata, Tinelli y una larga lista de políticos y celebridades, destacaban la lucha incansable del anciano contra la desnutrición infantil a través de la Fundación CONIN, fundada por él en 1993. Señalaban los resultados y admiraban a este pediatra nacido en 1946 que se adentraba en las profundidades del monte para atender las infancias vulnerables.

Semejante popularidad fue una bendición para el gobierno de Urtubey, que cargando con varias muertes de niños por desnutrición convirtió al pediatra en gurú de las políticas del ex Ministerio de la Primera Infancia. Los recursos que se destinaron desde Salta a CONIN fueron cuantiosos y los resultados casi nulos. Las noticias que llegaban desde el norte de la provincia eran alarmantes y tuvieron un pico dramático entre diciembre de 2019 y enero de 2020: una quincena de niños y niñas wichis muertos por desnutrición. Fue entonces cuando el recién asumido gobierno de Gustavo Sáenz cortó vínculos con CONIN y dictó la emergencia sociosanitaria para los departamentos de San Martín, Orán y Rivadavia.

Así acabaron los tiempos en donde cada visita del pediatra se convertía en megaproducciones propagandísticas que lograban silenciar otro aspecto oscuro de Albino: su particular relación con la religión, la iglesia católica y sectores reaccionarios de la misma.

Fe y teoría

Precisar la concepción CONIN no era difícil. Alcanzaba con leer el libro “Gobernar es poblar”, escrito por Albino y cuya tercera edición apareció en noviembre de 2010. Uno de los subtítulos abofeteaba al sentido común laico, pero blanqueaba desde el principio el lugar desde el cual hablaba quien se presentaba como una eminencia: “¿Paternidad responsable o fornicación asistida?”.

Albino lo exponía así: siendo Argentina un país que produce alimentos para 400 millones de personas, desde el punto de vista de la medicina social lo que hay no es hambre. Lo que hay es una enfermedad que no tiene connotaciones físicas sino culturales y éticas. Una de las principales es “la desvirtuación de la sexualidad, deformación que incita a desarrollar, de modo animal, una desenfrenada libertad sexual fuera de todo marco”. Realizado el diagnóstico, Albino sugiere el tratamiento terapéutico–social que consistiría en “erradicar los males culturales latinoamericanos imitando las virtudes europeas, pero no sus vicios” (cap. II, pág. 39 a 41).

Las virtudes europeas son el republicanismo e institucionalismo de las supuestas democracias serias del primer mundo en contraposición a la corrupción, el asistencialismo o el clientelismo de los “populismos” latinoamericanos; mientras los vicios que Latinoamérica imita son las políticas de control de la natalidad. Criterio que deslizaba a Albino a satanizar al Estado nacional (por entonces conducido por CFK) al que acusaba de “asistir la fornicación” generando más promiscuidad, más embarazos, multiplicación de niños abandonados y mayor desnutrición infantil, que esencialmente es el resultado de una “pléyade de hijos indeseados, lo que, precisamente, por ser indeseados (en grado tolerable o intolerable) luego son abandonados o desatendidos en mayor o menor medida”.

Semejante sentencia deslizaba al pediatra a condenar esa fornicación estimulada por la distribución masiva y gratuita de profilácticos, la promoción de dispositivos intrauterinos, ligaduras de trompas o vasectomías a las que calificaba de mutilaciones genitales, reparto de píldoras anticonceptivas a las que definía como “anticoncepción tóxica”, o la promoción de abortos no punibles.

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