Se trata del Profesorado de Jardín de Infantes y Educación Especial de Salta cobra $800. Pretende cobrar inscripción compulsivamente. La bronca de los estudiantes y los aprietes por parte de la rectora María de los Ángeles Denis.
Es el segundo año que la estudiante a la que identificaremos como “B”., cursa el Profesorado de Jardín de Infantes y Educación Especial, con sede en calle 20 de febrero 131 de esta Capital. Su sueño es ser maestra jardinera y, también, ejemplo para sus dos hijitas: mamá estudiante y trabajadora. El primer año no fue fácil. Significó desprenderse de las pequeñas, quitarles tiempo de dedicación para el estudio, no ser el ama de casa perfecta que pretendía su marido… Esto sin contar los sacrificios económicos: pagar niñera y material de estudio, que en carreras como estas suelen demandar mucho de apunte y material de librería. Así, con mucho esfuerzo, y con carencias arrastradas de un secundario que no siempre prepara para estudios superiores, ella sacó “limpito” primer año.
El Instituto de Formación Docente 6006 recibe cada año cien integrantes – en su inmensa mayoría mujeres- por carrera: allí se dictan tanto el profesorado de Jardín de Infantes como el de Educación Especial. Dado que la demanda para estas carreras es amplia – es el único profesorado público, y por ende gratuito de la ciudad; el resto de la matrícula se reparte mayormente entre los terciarios del Colegio Estrada o el Jesús -, las casi 800 aspirantes deben pasar dos exámenes de “filtro” para contarse entre las afortunadas que podrán cursar la carrera.
Pero este año, al igual que las cientos de estudiantes que se agolpaban durante esta semana para inscribirse para el año lectivo en curso, B. se dio con la novedad de que el bono contribución no tenía tal carácter: era obligatorio y asecendía a 800 pesos. La orden desde la rectoría era clara: la alumna que abonara al menos la mitad de esa cantidad, es decir $400, podría inscribirse, aunque no obtener su certificado de alumna regular – certificado que sirve, entre otras cosas, para acceder al boleto gratuito. Fue el caso de B., pero, según asegura, la mitad de sus compañeras se fue sin siquiera haberse podido inscribir.
La gravedad del asunto no se agota, sin embargo, en la quita de un derecho que es intrínseco a la educación pública – su gratuidad-, sino que a esto se suma la actitud, despojada de toda ética, de la rectora, Profesora María de los Ángeles Denis. Según el testimonio de A. y de otras alumnas – que por razones obvias no quieren dar a conocer su identidad- la responsable educativa les habría dicho que “ya voy a ver en la tele (porque hubo un móvil de Canal 7 que se acercó a cubrir el escándalo) quiénes salen; que me vengan después a pedir un favor”.