Así lo señaló el concejal mandato cumplido y militante social Ignacio Palarik tras ser consultado por los datos de UNICEF según los cuales un millón de niños se acuestan sin cenar en Argentina.
Ignacio Palarik, exconcejal capitalino y referente del trabajo territorial en Salta, manifestó su preocupación tras consultársele por el informe de UNICEF que reveló que un millón de niños argentinos se van a dormir sin cenar. «Es una tragedia, lamentablemente creo que la cosa va a empeorar antes de comenzar a mejorar», declaró Palarik en una entrevista con el programa radial CUARTO OSCURO, que se emite por la señal de FM La Plaza 94.9.
El referente social destacó que la situación afecta no solo a los niños, sino también a sus familias. «Hay que tener en cuenta que para que eso suceda, los primeros en dejar el comer son los padres, son los adultos que de alguna manera resignan ese alimento para priorizar a los más chicos», explicó.
Palarik señaló que la demanda por espacios y centros alimentarios está creciendo, mientras que los recursos para sostenerlos son cada vez más escasos. Criticó la decisión del gobierno nacional de cortar la asistencia a comedores comunitarios, afectando no solo a organizaciones sociales, sino también a iglesias, centros vecinales, escuelas y fundaciones.
«Se vuelve muy cuesta arriba porque tenés que rebuscártela, hacer malabares para poder conseguir ese recurso tan valioso», afirmó Palarik. Agregó que en muchos casos, son los propios vecinos quienes se organizan para sostener ollas populares en los barrios.
El entrevistado también cuestionó la falta de acción por parte de las autoridades locales y provinciales para suplir la ausencia del Estado Nacional en materia de asistencia alimentaria. «Lamentablemente veo que falta mucho», expresó, atribuyendo parte del problema a la paralización generada por los cambios en las reglas de juego y en el acceso al financiamiento.
Finalmente, Palarik advirtió sobre un creciente descontento social frente a las políticas del gobierno nacional. «Si bien la expectativa o el nivel de tolerancia que en algún momento la sociedad había asumido, comienza a desgastarse respecto a este nivel de ajuste», concluyó, instando a la dirigencia política a interpretar ese malestar y desarrollar herramientas para abordarlo.