jueves 23 de enero de 2025
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Mítines en las esquinas | Los “subversivos” salteños en los orígenes de la Revolución de Mayo

Una carta de 1809 del Virrey Cisneros a Nicolás Severo Isasmendi pincela cómo los sucesos de mayo de 1810 se fueron incubando lentamente y en lugares tan alejados de Buenos Aires como la actual Plaza 9 de Julio de nuestra ciudad.

Fue en mayo del año 2020. La pandemia del COVID había confinado a todos a un encierro estricto y para conmemorar la fecha, el “Profe” Miguel Ángel Cáseres decidió usar las redes sociales para repasar la revolución de Mayo de 1810 y el rol de Salta en el proceso exponiendo documentos, imágenes y resaltando a figuras como Belgrano, San Martín o Güemes “a los que no siempre se le hace la justicia histórica que se merecen”, destacó.

Aquella vez fue consultado sobre la opinión de no pocos intelectuales que evitan darle la categoría de “revolución” al proceso por considerar que supuso un cambio de mano en la administración del gobierno, pero no una transformación de las estructuras económicas. “Con todo el respecto que me merecen esos intelectuales, esa no es mi opinión porque creo que se estuvo ante una clara revolución” manifestó el historiador para luego exponer su lectura del proceso.

“Hay que partir de una base: el desapego a cumplir lo que establecían las Leyes de Indias que en principio establecían que las colonias no podían defenestrar a un Virrey que era representante de un Rey que, a la vez, argumentaba su reinado en la voluntad divina y que se decía dueño de las posesiones coloniales. Si no se entiende ese proceso pierde sustancia el análisis de lo que ocurrió en mayo de 1810. Porque el planteo central es el siguiente: ¿Dónde está la autoridad de la que devenía la autoridad de los revolucionarios para detener al Virrey y armar una Junta de gobierno? La respuesta fue que si en España se conformaron Juntas Revolucionarias para reemplazar al rey cuando éste estaba prisionero de Napoleón, los criollos podían hacer lo mismo con la convicción de que el Poder que provenía de Dios iba al pueblo que delegaba ese poder en sus representantes, algo que contradice por completo la teoría de la monarquía divina por la cual los españoles decían que el Poder del Rey provenía directamente de Dios y con ello exigían subordinación. Mayo rompe esa forma de pensar la soberanía”, destacó entonces.

La charla radial de entonces también se detuvo en el rol de Salta en ese proceso y allí destacó que algunos aspectos dejan en claro que la revolución estuvo lejos de ser un quiebre súbito porque documentos históricos muestran cómo ya en el año 1809 el rey advertía a las autoridades locales de figuras que agitaban la insubordinación contra el rey y lo ejemplifico con la figura de Francisco de Gurruchaga: un salteño nacido en el seno de una de las familias más ricas del virreinato y que a los 7 años partió a España para retornar cuando los franceses invadieron ese país y fomentar lo que luego sería el proceso emancipador.

“En Salta se hacían actos públicos en favor de la libertad, la independencia y la revolución en las principales esquinas. Un ejemplo es Francisco de Gurruchaga. Y le digo más, cuando el Virrey Baltasar de Cisneros se entera de toda esta movida a través de sus servicios de información, le manda una carta a Don Nicolás Severo Isasmendi fechada el 27 de noviembre de 1809 en donde le decía ´he tenido noticias de que en esa ciudad hay ciertos números de abogados que vierten públicamente especies subversivas contra los supremos derechos de nuestro Augusto Soberano´. Parece un poema, pero hablaba de subversivos”, sentenció Cáseres quien luego fue detallando como muchos intelectuales de la revolución se formaron en Europa como el propio Gurruchaga que incluso desde allá aporto dinero para repatriar a muchos que luego serían protagonistas del proceso revolucionario” como el propio Gurruchaga que luego terminaría enfrentado políticamente al propio Güemes y siendo parte de las conspiraciones que terminaron con la emboscada al héroe gaucho.

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