lunes 20 de enero de 2025
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“Mi viejo odiaba la terquedad que tenían los militares” | La Noche de los Bastones Largos en primera persona (AUDIO)

El sociólogo Félix González Bonarino recordó la experiencia de su padre durante aquella represión del Onganiato. También lamentó el devenir que viene teniendo la ciencia desde entonces y particularmente desde la asunción de Cambiemos.

El lunes se cumplieron 53 años de ese hecho que marcó un hito del oscurantismo de las dictaduras: la “Noche de los bastones largos”, cuando la policía irrumpió violentamente en distintas facultades universitarias para desalojar a docentes y estudiantes que se oponían a la intervención decretada por el dictador Juan Carlos Onganía, quien semanas atrás había derrocado al gobierno constitucional de Arturo Illia.

El biólogo Félix González Bonarino fue uno de los científicos afectados. Cuarto Oscuro mantuvo una comunicación con su hijo – sociólogo de igual nombre y dirigente del escenario político salteño – quien recordó el contexto universitario de aquel año 1966 cuando su padre daba clases en la UBA. “Esa universidad se generó a fines de los 50 y venía creciendo a una velocidad que asombraba. Allí hubo una gran parte de científicos que vinieron de todo el mundo y se instalaron en la UBA, en La Plata, Rosario y muchas universidades argentinas generando un polo intelectual enorme”, subrayó el dirigente.

Prosiguió su relato recordando lo que reconstruyó sobre lo vivido por su papá: “A mi padre le tocó generacionalmente estar ahí, él era un referente académico de la ciencia geológica, incluso estuvo entre los fundadores del Conicet”. A la hora de relatar la brutal represión de aquella noche, González Bonorino hijo recordó: “Lo encontró dando clases. La historia de esto la reconstruí a través de otros testimonios porque mi viejo jamás hizo una mención al tema, pero odiaba la terquedad que tenían los militares”, remarcó el sociólogo quien relató que su padre con muchos otros “no aceptaron la intervención a la Universidad de Buenos Aires y fueron a dar clases y cuando estaba con sus alumnos, esa noche, en la que había una tensión muy grande, de golpe entró la montada de la policía. Los hicieron salir al decano, a mi viejo, a los alumnos y los apalearon muchísimo”.

Apelando a los recuerdos de su hermano que era mayor que el entrevistado aquella noche de julio de 1966, el ahora sociólogo recordó que cuando su padre llegó a la casa estaba muy golpeado, tomó un baño, mudo de ropa y partió de nuevo hacia la comisaria para exigir la libertad de varios de sus estudiantes.

El saldo fue cientos de detenidos, destrucción de bibliotecas y laboratorios, más renuncias y cesantías de prestigiosos profesionales. Emigraron 301 profesores de los cuales 215 eran científicos y se desguazaron equipos de investigación muy prestigiosos. Entre los que partieron se encontraba Félix González Bonorino y su hijo dio detalles de esa partida: “Mi familia vivió tres años en Chile, a donde fueron unos setenta y pico de esos investigadores que fueron expatriados”.

Ya reflexionando sobre el presente, el sociólogo considero que aquel hecho de 1966 inauguró décadas de políticas que atacaron a la ciencia nacional hasta que en el año 2009 la gestión de Cristina Kirchner inició un proceso de revalorización abortado por la gestión de Mauricio Macri: “A lo que había llegado la ciencia argentina durante la gestión del último kirchnerismo había sido asombroso, pero luego tenemos una vuelta al retroceso con un gobierno que representa los mismos interese de 1966. En aquel momento era una lucha ideológica que planteaba que los investigadores eran más bien socialistas y que por lo tanto había que controlarlos, mientras hoy es un conflicto económico. A este gobierno no le interesa la ciencia y la tecnología porque la quieren comprar en el exterior”, sentenció.

Finalmente, el sociólogo admitió que el abstencionismo político de la comunidad científica existe tal como ocurre en todos los sectores sociales. Confesó que no le parece lo mejor y que la situación tiene sus contradicciones. Tomando el caso de la huelga docente – por ejemplo – consideró que “en este momento, un docente que está haciendo una huelga que te diga que no le interesa la política es un oxímoron”.

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