Padres y maestros exigen la finalización de la construcción en la escuela Joaquín Castellanos después de dos años de espera. La situación ha provocado una disminución significativa en la matrícula y condiciones de estudio inadecuadas para los alumnos.
Este viernes, la comunidad educativa de la escuela Joaquín Castellanos se movilizó para reclamar la finalización de las obras de construcción que comenzaron en noviembre de 2022. La protesta, que incluyó cortes parciales y totales de calle, surge tras dos años de espera para la culminación del proyecto, originalmente programado para completarse en 12 meses.
Lidia, miembro de la cooperadora escolar, expresó a la prensa su preocupación por las condiciones actuales de los estudiantes. El espacio provisional asignado para las clases resulta insuficiente y, con la llegada del calor, la situación se ha vuelto insoportable. Como consecuencia, la matrícula ha disminuido drásticamente, pasando de 720 a 400 alumnos.
La reubicación temporal en la iglesia Medalla Milagrosa ha generado dificultades adicionales, especialmente para los estudiantes con necesidades especiales. Un padre comentó: «Tengo mellizos de 6 años, autistas. Para un niño con inclusión, esta situación es mortal». Además, se han reportado problemas de infraestructura, incluyendo falta de agua, conexiones eléctricas irregulares y presencia de palomas y avispas.
Según informaron los escasos obreros presentes en la obra, el retraso se debe principalmente a la falta de mano de obra. Los padres han formalizado una petición que será presentada al ministerio por el director de la escuela, con la esperanza de obtener una pronta respuesta y que los estudiantes puedan regresar a su establecimiento antes de que finalice el año escolar.