Gustavo Mirra, que trabajó en el área de compras de la firma francesa, analizó la situación. Dijo que no hay que descartar una acción dolosa.
El ex gerente de Compras de la minera francesa Eramine, Gustavo Mirra, brindó una entrevista en Canal 9 en la que analizó lo ocurrido en el campamento del salar Centenario Ratones, a 300 kilómetros de la capital salteña, y a 3800 metros de altura, donde unas 170 personas habrían sufrido una intoxicación.
«He leído la noticia y me ha sorprendido el número. Estamos hablando de más del 10 por ciento del personal operativo en el sitio. Lo cual, si la intoxicación fue real, estamos hablando de una intoxicación masiva», dijo Mirra. «En esta corporación no recuerdo una situación similar. Ha habido casos que yo recuerdo en esta corporación por ciertas situaciones bromatológicas con una decena de personas, pero no una intoxicación masiva», agregó.
Mirra dijo que «en el tema alimentario tenés que tener todos los cuidados», y señaló que «la causa» de las intoxicaciones «no se publicó», lo cual debe ser considerado por la empresa.
«Cuando hablás de sitios que están a 300 kilómetros y a muchas horas de viaje, la cocción se realiza en el sitio. La exigencia es que tenés que tener las garantías de que todo es acorde con la cocción en el sitio. Vas a llevar los alimentos crudos, el agua, y se toman todos los recaudos. En general dentro de los pliegos, se exige inspección bromatológica por parte del proveedor. Pero las corporaciones tienen un contracontrol que se hace periódicamente para evitar esto», siguió.
«La corporación debe trabajar en tres ejes: atención inmediata de los intoxicados, investigación y comunicación a las autoridades pertinentes. De ser cierto, no puede ser desconocido. Estos tres ejes van a obrar de situación preventiva y de ejemplo para otras corporaciones», agregó.
«En Eramine hay unas 1500 personas. La gente es el activo más importante de la corporación, entonces hay que cumplir con la gente. Cumplir con las condiciones de higiene, seguridad, transporte y alimentación», siguió Mirra, quien agregó: «El proceso de selección de un proveedor de esta naturaleza no es una cuestión económica. Se llama a los más calificados. Se pondera estos controles, la capacidad, la espalda para el control y la garantía de este tipo de servicios. Es un servicio básico, teniendo en cuenta que la persona que está en el sitio pasa la mitad del mes fuera de su domicilio. Doy fe que esto es exhaustivo».
«Todo incidente se puede prevenir. Si yo le exijo a un operario que trabaje con casco, también le tengo que exigir al proveedor los controles pertinentes. No quiero decir que el proveedor sea el responsable. En otras corporaciones, ha ocurrido que ante la inminencia de una nueva licitación se produzcan casos de sabotaje. No lo descartaría como un elemento a investigar», agregó.
«Puede ser una capacidad instalada insuficiente. La cantidad de heladeras, de hornos. Pero no descartemos la acción dolosa. Sobre todo si no hay una situación de este tipo: dolosa y no culposa», siguió.
Para Mirra, «al tener más de un millar de personas que atender, el negocio del proveedor es muy interesante para cualquier proveedor de la competencia». «No perdería de vista eso. A mí me ha tocado lidiar con eso en otras corporaciones», expresó.
«La empresa tiene que formar un comité de crisis. Es esencial la participación del área de comunicaciones», finalizó.
El 4 de diciembre pasado, la empresa Eramine aseguró que todos los afectados recibieron atención médica inmediata y que se implementaron medidas preventivas. La compañía afirmó estar llevando a cabo una investigación para determinar el origen de los casos y aseguró que, mientras se esperan los resultados, se han adoptado diversas medidas preventivas.
La noticia había surgido esa mañana, cuando trascendió que más de 170 personas habían sido afectadas por comida en mal estado. La empresa Catering de Altura fue la señalada, una firma que dice especializarse en servicios a minas.