Lo manifestó el secretario General del Sindicato de San Isidro, Mariano Cuenca. Advirtió que las soluciones no caen del cielo, pidió que el gobierno intervenga y adelantó un plan de lucha que tendrá como escenario la capital de la provincia.
Hoy se manifestaron en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires trabajadores azucareros del norte del país. Lo hicieron en medio de una profunda tensión por los despidos que se dan en el ingenio El Tabacal de Orán y el Ledesma en Jujuy, sin olvidar el cierre del San Isidro en la localidad salteña de Campo Santo.
En este último que cerró sus puertas el pasado 20 de enero, empezaron a llegar las cartas documentos que dan por finalizada la relación entre la firma y los 720 obreros. Ante ello, el secretario General del Sindicato, Mariano Cuenca, manifestó que tal situación “ha sido tomado con mucha tristeza y como un balazo para quienes viven en Campo Santo”.
Lo dijo en el programa “Hablemos de política” que se emite por FM Aries en donde adelanto que los trabajadores del ingenio se reunirían en asamblea en la noche de ayer para planificar el Plan de Lucha a seguir. Sobre las características del mismo fue poco lo que dijo pero sí adelantó que “las marchas que vamos a planificar ya no pueden quedar focalizadas en Campo Santo y deben trasladarse a la capital, sobre todo en la legislatura cuando se trate el proyecto que presentamos pidiendo la expropiación del ingenio por parte del Estado”.
Consultado sobre si poseen expectativas al respecto, Cuenca fue contundente: “El gobierno provincial debe entender que las soluciones no caen del cielo, que hay trabajar para resolverlo. No hay ninguna expectativa de que la multinacional extranjera se ocupe del caso, tampoco hay nuevos compradores a la vista y entonces el Estado de actuar de inmediato. El ingenio San Isidro depende de caña que proveen los cañeros independientes que aportar el 80% de la molienda. Esos cañeros necesitan vender y si otros ingenios se las compran San Isidro no tendrá con qué producir y eso puede extenderse por años. Lo mismo ocurre con los clientes que hoy compran el azúcar. Si no se satisface la demanda buscarán por otro lado. Por eso el Estado debe intervenir ya, caso contrario entramos en un proceso en donde nos quedaremos sin caña y sin clientes”, enfatizó.