Desde 1923 estuvo asociado a las actividades libertarias salteñas y de las campañas a nivel nacional. El sitio “Ácratas de Salta” reconstruyó el recorrido de quien fundó una panadería inmortalizada por Manuel J. Castilla y el Cuchi Lequizamón. *
Hijo de Juan Riera y Eulalia Torres, tuvo al menos dos hermanos, José Torres y Antonio Torres. Entre 1910 y 1911, poco tiempo después de desembarcar a sus 14 años en el puerto de Buenos Aires, se trasladó a la provincia de Tucumán en donde trabajó como vendedor callejero de panificados y masas. Según las memorias de uno de sus hijos, cuatro años después se dirigió a la provincia de Salta para trabajar como carpintero en las obras del Ferrocarril Transandino Salta-Antofagasta, popularmente conocido como Huaytiquina. A lo largo de la construcción de esta línea de ferrocarril se registraron distintos momentos de agitación huelguística y por este motivo muchos trabajadores fueron expulsados. Probablemente fue durante aquel periodo cuando Juan Riera conoció a otros militantes libertarios activos en la región.
En 1921 trabajó en el ingenio azucarero de San Martín de Tabacal y a la distancia participó de la Agrupación Despertar, de Salta Capital. De hecho, en mayo de ese mismo año, colaboró con un breve informe en el periódico homónimo de la agrupación Despertar (Salta, 1921) con el fin de denunciar la situación de explotación que sufrían los trabajadores del ingenio. A raíz de esta nota sufrió numerosas persecuciones, hasta finalmente ser expulsado. Ese mismo año conoció a su compañera Augusta Estanislada Caballerone (1906-1983) (en algunos registros escrito Caballeroni), con quien tuvo diez hijos y con quien se casaría casi 40 años después, en 1960.
Al menos desde 1923, Juan Riera apareció asociado formalmente a la Federación Obrera Regional Argentina (FORA) y a la Federación Obrera Local Salteña (FOLS), que lo ubicaba en la ciudad de Orán, en donde era identificado y reconocido como agitador por los dueños de los ingenios azucareros de la zona. Unos meses después sabemos que Juan Riera realizó en la ciudad de Campo Quijano un aporte económico junto a Augusta Caballerone con el fin de recaudar fondos para solventar la gira del militante Alberto S. Bianchi (1898-1969) por la provincia de Salta como representante del periódico porteño La Antorcha (1921-1932).
A partir de este momento se lo encontró siempre cercano a las actividades libertarias de la provincia y pendiente de las campañas anarquistas a nivel nacional. De hecho, por ejemplo, su nombre aparece como contacto de las listas de suscriptores de los periódicos Ideas (Rosario, 1923-1924), El Coya (Salta, 1927-1930) y el mencionado La Antorcha. En varios momentos intentó impulsar en Salta tanto la Sociedad de Oficios Varios, adherida a la FORA, como el Gremio de Panaderos. Participó de las movilizaciones que exigían la liberación de los militantes anarquistas italianos Sacco y Vanzetti e incluso por este motivo entre otras tantas ocasiones fue detenido el 10 de agosto de 1927.
En 1930, después del Golpe de Estado del militar salteño José Evaristo Uriburu, muchísimos luchadores sociales de esta provincia fueron detenidos y algunos incluso trasladados al penal de Ushuaia, en la isla de Tierra del Fuego. Gracias a la solidaridad de otros compañeros anarquistas, Juan Riera primero logró huir a un páramo en Puerta de Tastil, donde lo acogió el almacenero español anarquista Juan de Dios González de Bien. De allí logró llegar al pueblo fronterizo de Yacuíba en Bolivia, mientras su familia se trasladó a Tartagal, una ciudad argentina próxima a la frontera entre ambos países.
Frente a la inminencia de la Guerra del Chaco (1932-1935) y el final de las persecuciones más feroces en Salta, en 1932 Juan Riera decidió reingresar a la Argentina. Ya en Tartagal, comenzó a restablecer la extensa red de solidaridad que existía entre los distintos luchadores y luchadoras sociales a lo largo del norte argentino. Allí contó entre otros, con la solidaridad del militante anarquista Luis Martínez Fresco (1889 – [19??]) —quien era el responsable del periódico Despertar y además el contacto salteño del bibliófilo e historiador del anarquismo internacional Max Nettlau. Junto con otro anarquista de apellido Sánchez, Riera recorrió desde la ciudad de Tartagal hacia el sur de la provincia montado en una zorra tranviaria que le facilitaron trabajadores ferroviarios que conocían su trabajo en el Huayquitina. De este modo, recorrieron varias entidades gremiales y colaboraron con su reorganización tras el final de la dictadura militar. En este viaje además trabó contacto con el panadero anarco-comunista Nicolás Moskalenko (en algunos registros escrito Antonio Mostralenko), un militante ucraniano que afirmaba haber conocido al mismísimo Kropotkin y quien incorporó a Riera de inmediato a trabajar en su panadería de la localidad de Ledesma, labor que alternó con otros empleos.
A fines de 1932 se encontraba instalado nuevamente en la ciudad capital de Salta junto a su familia y a partir de allí se desempeñó continuamente como panadero. También desde mediados de ese año fue el encargado de recibir la correspondencia y propaganda de la Sociedad de Resistencia de Obreros Panaderos. Intentó participar y mantenerse al tanto de los congresos de reorganización anarquistas que se dieron entre 1932 y 1935 en Rosario y Tucumán.
Como producto de estas iniciativas, quedó en contacto estrecho con libertarios de distintas ciudades argentinas, manteniendo asidua correspondencia con el médico anarquista Juan Lazarte (1891- 1963). En los años posteriores Juan Riera se mostró desde Salta como un importante impulsor de las campañas a favor de los llamados Presos de Bragado, Pascual Vuotto (1904-1993), Julián Ramos, Reclús De Diago, Juan Rossini y Santiago Mainini.
También en esos años cuentan las memorias que Juan Riera pasó más de una semana detenido por interrumpir una obra teatral cantando el himno anarquista “Hijos del pueblo”. Otra de las anécdotas continuamente referidas por distintas memorias destacan la solidaridad de Juan Riera hacia los presos sociales. Aparentemente los domingos vendía sus panificados cerca de la cárcel de la ciudad de Salta, donde regalaba masas a los parientes de los presos políticos y las envolvía con el periódico La Protesta, para que de esta manera los confinados tuvieran acceso a la prensa anarquista.
Con diferentes niveles de credibilidad, del mismo modo, numerosas crónicas, memorias y recuerdos enfatizaron la importancia de la panadería de Juan Riera dentro del circuito de sociabilidad cultural y cierta bohemia de la ciudad de Salta, que contó con varias ubicaciones, pero siempre conformó en su casa y panadería un espacio de encuentro. Ubicada inicialmente en la calle Pellegrini 515, pronto se trasladó a Lerma 830 y luego a la actual ubicación en la Av. Independencia 885. A través de todas ellas, pero sobre todo especialmente durante las décadas del cincuenta y el sesenta, la panadería de Riera fue un lugar de referencia. Allí se habrían representado piezas teatrales libertarias en la que el mismo Riera interpretaba algunos personajes y desde allí mismo en 1966 reeditó cerca de 800 ejemplares de un folleto titulado Diógenes el Can del naturista libertario Carlos Brandt (1875-1964) bajo la editorial Temis, en alusión al nombre de una de sus hijas.
Según distintas narraciones, en su panadería se reunieron no sólo el músico Gustavo Leguizamón y el conjunto folklórico que él apadrinó, el Dúo Salteño, sino muchos otros músicos como Eduardo Falú, Don Cayetano Saluzzi y sus hijos, Dino, Celso y Cuchara. A quienes se sumaban los escritores salteños Manuel J. Castilla, Juan Carlos Dávalos y su hijo Jaime. De hecho, Manuel Castilla comentaba que Juan Riera solía comprar libros de jóvenes poetas para difundir entre sus compañeros anarquistas. Aparentemente también el poeta español León Felipe pasó por la casa de Riera con motivo de una disertación en Salta así como del mismo modo Ernesto “Che” Guevara se habría acercado a la panadería al conocer su entrañable historia.
En 1972 fuerzas militares irrumpieron en su casa durante la noche y dos de sus hijos, Juan José Riera y Floreal Riera, fueron detenidos e incomunicados por varias semanas. En 1976 su hijo Floreal Riera fue nuevamente secuestrado durante casi dos meses. Gracias a la gran presión social generada por su familia, Floreal fue liberado, pero falleció 8 años después por las consecuencias psicológicas de la tortura a la que había sido sometido. Juan Riera ya había fallecido dos años antes, en 1974.
Actualmente la histórica panadería es regentada por su familia. Incluso hasta hace poco tiempo fue un espacio de encuentro de diversos militantes libertarios, entre los que podemos destacar, entre otros, al anarquista y militante del vegetarianismo Juan Gregorio Farfán (1944-2007), a Mario Forti (seudónimo de Renato Rocco Giansanti), Modesto Yañez, Pastor Yañez, José Marcens, Silvio Franza y Di Matias.
Su nombre trascendió las fronteras de Salta gracias a la zamba “Juan Panadero” que le dedicaron el poeta salteño Manuel J. Castilla (1918-1980) y el músico originario de la misma provincia Gustavo “Cuchi” Leguizamón (1917-2000). Entre todas las narraciones que giran alrededor de su figura en el ámbito salteño, seguramente la más conocida es aquella según la cual Riera dejaba la puerta abierta de su panadería para quien necesitara descansar y alimentarse.
*El artículo original puede leerse en https://acratasdesalta.files.wordpress.com/2020/12/riera-blog.pdf