La docente e historiadora Mercedes Quiñonez conversó en CUARTO OSCURO (FM La Cuerda 104.5) sobre los últimos módulos del seminario que se lleva adelante en la UNSa desde hace algunos meses. Esta vez ingresamos a la parte final, con lo sucedido en la década del 90 y el resurgimiento de un movimiento piquetero que tuvo sus orígenes de una manera distinta a la que se imaginó mucho tiempo.
Desde el mes de agosto que en la casa de altos estudios se desarrolla este seminario al que hemos seguido de cerca. En esta ocasión, la entrevistada comentó que en el último encuentro llevado adelante el pasado martes, ella se encargó de establecer algunas cuestiones más generales sobre las reformas estructurales del Estado de los 90 y la próxima clase -el martes 8 de noviembre- continuará con este mismo modulo Daniel Benclowicz, también historiador, pero de Neuquén que ha investigado ampliamente lo sucedido en Tartagal y Mosconi con el movimiento piquetero a finales del siglo pasado e inicios de este que transcurrimos. «Es un especialista que hemos invitado para este tema porque tiene un trabajo que a nosotros nos interesa compartir con los estudiantes y con los asistentes, donde se plantea cómo se construye el conocimiento histórico, qué fuentes disponibles hay, cuáles son los personajes, qué pasa con la prensa. Todo en una mirada de larga duración entre 1930 y 2001», acotó la entrevistada.
Luego desarrolló en breves palabras lo que hasta ahora avanzaron en este módulo: «partimos de esta situación internacional del Consenso de Washington, esas recetas para transformar los estados de la mano del Banco Mundial, del FMI, algo que seguimos viendo y sufriendo. También vimos la la reforma del Estado menemista, algo que creo que es un impacto para los más jóvenes que la la década del 90 no la tienen en su memoria, sí, por ahí en la de sus padres. Y vimos el impacto enorme de estas reformas que toca desde las privatizaciones de las grandes empresas estatales, YPF, ferrocarriles, servicios de telecomunicaciones, radios, canales de TV; pero también todo lo que es en torno al mundo del trabajo, la ley de reforma laboral, de flexibilización de los contratos, toda la transformación de las jubilaciones, la creación de las AFJP… y cuando las pone una al lado de otra, realmente entiende la magnitud de la reforma del Estado en los 90. Con una rapidez, además con una efectividad que llaman la atención».
En ese sentido, la historiadora salteña recordó el consenso casi total entre los gobiernos de Juan Carlos Romero en la provincia y Carlos Saúl Menem en Nación, quien además tuvo elecciones rutilantes con un alto nivel de aceptación, lo que le permitió hacerse con el poder de privatizar todo a su paso. «Es el peronismo de los 90 que van a acompañar desde Salta, desde las llamadas provincias petroleras en el sur y en el norte. Van a acompañar todas esas reformas. Van a solicitar incluso algunas que se aceleren algunas reformas, algunas privatizaciones como la de YPF», explicó. Luego acotó: «Ayer veíamos cómo en cuestiones electorales, el porcentaje con el que Salta acompaña la reelección de Menem en el 95, es muy, muy importante, mucho más significativo que la elección anterior, así que bueno, hay un consenso electoral no solamente allí, sino en el marco de la elección de los diputados senadores que acompañaron estas reformas. Pero a la par estaba también la resistencia a la presión social que se expresa en el norte a partir de los años 96 y 97».
Precisamente llevada a la percepción sobre esa resistencia que tuvo en Tartagal y Mosconi dos lugares clave, la historiadora señaló: «Costó encontrar los canales de para esa resistencia, pero es cierto, lo veíamos un poco ayer también que la construcción de ese consenso en torno a lo que costaban las empresas públicas, la ineficiencia del Estado para administrarlas, la calidad de los servicios se va imponiendo con tanta fuerza en la prensa, en los dirigentes de los partidos políticos, pero también en sectores sindicales que acompañan estas reformas, que las presentan como positivas. Entonces se va creando un consenso muy fuerte a partir de estos elementos que van a van a posibilitar que la reforma se lleve adelante con mucha rapidez, con mucho consenso en el Congreso, todo se hace por vía de distintas leyes que se van sancionando. Y los estallidos en el norte, o en Cutral Co son porque ya se empieza a ver desde el 95, 96 los resultados. El índice de inflación trepa al 18,5 en el año 95. Y bueno, aquí la situación se va haciendo insostenible desde todos estos sectores que quedan fuera del mundo del trabajo y todos los jóvenes que ni siquiera pueden ingresar al mundo del trabajo en los 90. Entonces ahí comienza a hasta que culmina en el estallido de 2001».
Antes de finalizar la charla, Quiñonez adelantó algunos de los temas que se tendrán en cuenta para el próximo encuentro del seminario que contará con la presencia del invitado neuquino. Un dato importante es que según el trabajo de investigación de Benclowicz, «el piquete como tal existe desde el siglo XIX. Y era una modalidad para defender las huelgas; estos cortes en las entradas de las fábricas y los talleres para defender la huelga. Existen en otras partes del mundo en los 90, también producto de todo el impacto del neoliberalismo en distintos países va a surgir como modalidad. Acá lo interesante es ver cómo el actor social ya no es la huelga del sindicato, sino que el trabajador desocupado va a encontrar justamente en el piquete y luego en la asamblea modalidades de lucha que le permiten organizarse, deliberar y tomar decisiones por fuera de los sindicatos, obviamente por fuera de las fábricas de las cuales han sido despedidos o licenciados; entonces creo que se combina una modalidad que se conoce, pero con un nuevo actor social que es este trabajador desocupado al que ya no le sirven las estrategias tradicionales del movimiento obrero, pero sí las retoma y las actualiza en estos piquetes, cortes de rutas y asambleas, que son elementos identitarios del movimiento piquetero».