martes 17 de septiembre de 2024
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Género en modo homilía | «Agarren un martillo, una maza y un cortafierro y van a ser igual que los hombres»

Lo dijo el obispo catamarqueño Luis Urbanc durante una misa en Tinogasta. Las declaraciones misóginas del obispo generaron el rápido repudio de la Asamblea de Mujeres que relativizó el pedido de disculpas realizado luego por el cura.

«Las chicas quieren ser igual que los varones: ¡laburen!», había sido la frase previa del obispo catamarqueño antes de recomendarles con qué herramientas trabajar. Lo dijo durante una homilía que dedicaba a los legisladores de esa provincia a los que calificaba de «calienta sillas» y a los que pedía una ley que obligara a los catamarqueños a construir casas únicamente con piedra.

«Ahora está de moda hacer casas para ganar votos. Tienen que sacar una ley para que en Catamarca no se use más el adobe, los ladrillos y los bloques. Andan depredando la tierra y piedra sobra», fue la recomendación del obispo, momentos previos de que desplegara su particular perspectiva de género. «Yo tenía a mi madre que no arrugaba, trabajaba a la par de mi padre, como un hombre y era bien mujer», recordó el obispo en la capilla de la localidad tinogasteña de Palo Blanco.

La reacción de las mujeres no se hizo esperar. La Asamblea de Mujeres de Catamarca sacó un comunicado difundido por el diario El Acansti que luego fue replicado por medios nacionales como Página 12: «Fue un ataque deliberado a la comunidad en general y, especialmente, dirigido a las mujeres que pertenecen a sectores sociales vulnerados históricamente”. La asamblea le recordó a Urbanc las omisiones y acciones de la Iglesia contra los derechos de las mujeres y particularmente la posición contraria a «la implementación de la Ley Educación Sexual Integral».

«Si alguna mujer se sintió agraviada le pido humildemente perdón», tuvo que retractarse el obispo. «Cómo no apreciarlas —destacó el obispo en su comunicado— si el 90% de las colaboradoras en la vida eclesial son ellas, que con su sencillez, generosidad y abnegación sostienen la fe y la transmiten a las futuras generaciones», argumentó respecto de las monjas y otras religiosas.

La Asamblea de Mujeres no aceptó del todo el pedido de disculpas del cura: «No lo excusa de la violencia ejercida con sus palabras en un contexto en el que las mujeres bregamos por derechos reales que nos han sido históricamente negados», concluyeron.

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