Fue el 6 de abril de 2015, durante la campaña para acceder a su último mandato.
Era un día como hoy, un 6 de abril, pero de 2015. Faltaba menos de una semana para las PASO salteñas y según aseguraban los medios del momento, la disputa entre Juan Manuel Urtubey y Juan Carlos Romero se agudizaba y parecía «no dar tregua».
Urtubey daba pelea. Estaba en el poder desde diciembre de 2007 y no quería ser desbancado por Romero, a quien él mismo había vencido ocho años atrás. Pero también se hablaba de la posible inclinación presidencial del entonces gobernador. ¿Era capaz de dejar Salta para apuntar a la Nación? Él decía que no.
En una entrevista en La Gaceta, Urtubey contestaba una pregunta básica: ¿Por qué aspiraba a un tercer mandato? «Porque estamos a mitad de camino, el piso del cual partimos fue tan, pero tan bajo que siete años no alcanzaron para generar el punto de equilibrio del cual sea irreversible volver para atrás», respondía.
«Si yo me declaro cansado, me estreso y me voy a pelear un cargo nacional o dedicarme a otra cosa, para mí es una irresponsabilidad en materia institucional y política. Porque dejo que esto haya sido una ‘primavera socialista’ y después volvemos de nuevo a la Salta de la concentración de poder de los ‘Luises de Francia’. Hoy estamos tan cerca de dejar ese pasado como de volver a ese pasado», advertía.
Por aquellos días, Urtubey se definía como peronista y reconocía que su líder era Cristina Fernández de Kirchner, a quien veía «con una convicción esencialmente peronista». Aseguraba que nadie tenía «el nivel intelectual» de la entonces presidenta y hoy vice.
«Mi preocupación es que fue tan denso el kirchenirsmo a nivel intelectual e ideológico y político, tan fuerte, que a veces la tendencia de la gente es irse a algo más light, ‘ahora queremos algo más relajado’, y te ponen un tilingo y te lo ponen a un Del Sel y la gente lo vota… a mí eso me molesta, me pone mal», finalizaba el gobernador.