Muchos hablan de Atta Gerala, el jefe comunal de Morillo imputado en el caso de robo y contrabando de rieles. Su historia de mandamás tiene décadas y parece no tener fin. El gobierno provincial se niega a intervenir el municipio.
Atta Gerala es un típico hombre fuerte del norte provincial. De esos que sienten que las leyes no se aplican a su persona. Tal condición empezó a construirse hace más de 25 años y se consolidó en el año 2003 cuando fue elegido intendente de Morillo, uno de los municipios más pobres del país.
Fue reelegido en 2007 y para sorpresa de muchos perdió las elecciones en el año 2011 ante una militante campesina de nombre Marcela Carbajal. Parecía que se le venía la noche a Atta Gerala. Ya sin el cargo empezó a ser objeto de denuncias, investigaciones y procesos judiciales. Fue cuando la intendenta electa denunció un faltante de $1.250.000 en las cuentas municipales. Dos ex funcionarios de Atta declararon entonces que el dinero desaparecido estaba en las cajas municipales antes de que la nueva jefa comunal se hiciera cargo de la intendencia.
No obstante, otros informes oficiales daban cuenta de las formas con que Atta Gerala administraba el Poder. Quedó registrado en un informe de la Auditoria General de la Provincia publicado el 31 de octubre de 2011 que especificaba que los auditores llegaron a Morillo entre el 5 y 7 de septiembre de ese año: cinco meses después de que Gerala perdiera las elecciones. El objetivo de la Auditoría era simple: evaluar el Ejercicio Financiero 2010 y el periodo comprendido entre el 1 de enero de 2011 y el 30 de abril del mismo año.
El informe de los técnicos advirtió que “Auditoría no ha podido verificar el destino dado a los fondos percibidos durante el Ejercicio Financiero 2010 y Primer Cuatrimestre del Ejercicio Financiero 2011, ya que no ha sido provista la documentación respaldatoria que permita evaluar el cumplimiento de los principios de legalidad, economía, eficiencia y eficacia de la gestión municipal en el periodo auditado”.
Los técnicos relataron que presentándose el 5 de septiembre para programar el trabajo de campo junto al mismo Atta Gerala, acordaron iniciar las tareas a las 15 horas del mismo día, pero a la hora prevista los funcionarios brillaron por su ausencia. Desconcertados, los técnicos volvieron a las 8 de la mañana del día siguiente. Allí detallaron a los funcionarios municipales la documentación que precisaban para realizar la tarea y acordaron encontrarse otra vez a las 15 horas en la propia sede Municipal.
Fue a esa hora cuando presenciaron el absurdo mayor: Atta Gerala y su asesor contable los recibieron para informarles que el día anterior varios desconocidos ingresaron al archivo municipal y robaron “la documentación requerida por esta Auditoría (…) Cabe destacar que en las reuniones anteriores, el Municipio omitió informar la sustracción de documentación al equipo de Auditoría”.
Desolados, los técnicos interrumpieron los trabajos y partieron ellos mismos a la comisaría a radicar denuncia por “Sustracción de documentación pública y obstaculización de la labor de Auditoría”. Antes de abandonar el poblado, analizaron la poca documentación que tuvieron al alcance para así constatar varias barbaridades entre las que sobresalía una: los funcionarios les explicaron que la intendencia debía plata a Gerala por préstamos realizados por familiares de éste al municipio. Por supuesto, los auditores no accedieron a ninguna prueba de la supuesta deuda.
Para demostrar que seguía siendo el hombre fuerte del lugar, se presentó a elecciones en el 2013 y se convirtió en diputado por su departamento. El hecho más significativo que protagonizó en la legislatura fue tropear a un diputado que criticaba cómo seguía manejando hilos del municipio. Duró hasta el 2015. No porque fuera eyectado de su banca, sino porque volvió a ganar la intendencia de Morillo, cargó en el que sigue aunque ahora pidió licencia tras el caso del robo de rieles.
En el 2021 volvió a ser noticia al denunciar un asaltó en que le sustrajeron 16 millones de pesos. Nunca quedó del todo claro de dónde provenía el dinero. “Algunos vecinos denunciaron que se podría tratar de los fondos destinados para pagar la mensualidad de los empleados municipales, mientras que otros argumentaban que se trataba de dinero recaudado de su actividad privada, ya que además de una cadena de supermercados es productor ganadero de la zona”, registró la prensa.
Ahora vuelve a ser noticia por el robo de rieles que involucra varios millones de pesos. Los fiscales establecieron que el intendente facilitó la sustracción usando recursos municipales, como maquinaria y vehículos, e incluso resguardando el material robado en predios del municipio y en su propia casa. Por la misma causa está detenido uno de los hijos de don Atta.
La situación trajo el debate de si corresponde intervenir o no el municipio. Funcionarios del gobierno provincial no se inclinan por tal opción, aun cuando hace poco se procedió de esa manera con la gestión del “Conejo” Martínez en el municipio de Aguas Blancas. Para el caso de Morillo, el ministro de Gobierno Ricardo Villada manifestó que «no podemos dar una respuesta si intervenimos o no el municipio de Morillo. Los concejales sabrán que tienen que hacer. Es el único organismo que pueden destituir al intendente».