El libertario acusó recibo del resultado de este domingo. Consciente de la dificultad que enfrenta para el balotaje, le tiro flores a un Juntos por el Cambio deshilachado.
Javier Milei se percibía como un león hábil y temible. Un cazador hambriento dispuesto a ser el devorador de la “casta”. Con los resultados de este domingo quedó con los músculos debilitados, velocidad reducida y saltos cortos. Síntesis: por ahora se parece más a un león viejo, de esos que precisan de otros para evitar que sea él quien muera políticamente a mordiscones.
Este domingo, Milei cosechó a nivel nacional 7.875.441 votos que al cierre de este artículo representan el 29% del padrón electoral. Porcentaje menor a las PASO y apenas 700 mil votos más que en aquella fecha. Lo números son elocuentes: el hombre que durante años parecía poseído y echaba espuma entre los dientes cuando se refería al Estado, no pudo aumentar la cantidad de fanáticos, que incluye a personas muy de derecha, enojados –con razón– de los yerros de la política, y de otros que no saben bien qué quieren pero lo quieren ya.
La situación incómoda al candidato de La Libertad Avanza. Lo que en agosto parecía más sencillo ahora no lo es: imponerse en el balotaje. Por eso anoche al dar su discurso buscó tender puentes con el derrotado macrismo. “Durante todos estos meses, la campaña hizo que muchos de los que queremos un cambio nos viéramos enfrentados. Por eso hoy yo vengo a dar por terminado ese proceso de agresiones y de ataques. Estoy dispuesto a barajar y dar de nuevo con el objetivo de terminar con el kirchnerismo”, sostuvo.
Como Bullrich hasta este fin de semana, Milei apela ahora al discurso perdedor Juntos por el Cambio: terminar con el kirchnerismo. El peronismo, no obstante, no debería subestimar la estrategia. Entre el 23% de quienes optaron por el macrismo también existen dirigentes que quieren dejar todo en manos del mercado, fanáticos de ultraderecha que se aferran desbocadamente al odio como herramienta de construcción política y que reivindica un individualismo intransigente que sueñan con escapar a la soberanía de los Estados en nombre de la libertad.