Un comunicado de los trabajadores del canal estatal muestra las cifras de la caída estrepitosa que además implica el despido de personal. Hace dos años la ocupación operativa era 3 veces superior.
El comunicado emitido por la Comisión Interna de delegados congresales y paritarios del SATSAID de la TV Pública, da una muestra del vaciamiento de este medio de comunicación. En 2016 la ocupación operativa era 3 veces superior a la actual. Número que se incrementaba en 2014, cuando superaba 6 veces la ocupación actual, sin contar la realización de exteriores.
Hoy por hoy, la Televisión Pública Argentina “se encuentra funcionando a un 5% de su capacidad operativa, mientras que la cobertura de aire solo alcanza un 27% con programación propia”, según podemos leer en el comunicado.
Entre otros datos, destacan además que actualmente hay 12 horas de transmisión en vivo: 3 horas de noticias, 1 hora de deportes, 2 horas de magazine, 1 hora de presentación de festivales provinciales y 2 horas de programa de cocina; a ellas hay que sumarle otras 3 horas de la repetición del programa de cocina a la noche. Eso es todo. Los trabajadores además destacan la ausencia de programación propia de alto nivel televisivo, como Los siete locos, Otra trama, Filmoteca, El aljibe, Amia, Ambiente y Medio.
De la grilla de programas diarios que emite el canal, “solo el 28% corresponde a programas generados con personal de la TV Pública, mientras que el 72% restante es transmisión de enlatados o de programación contratada a privados”. Esto además implica una cantidad importante de equipamiento que no es utilizado. Por ejemplo detallan que “se encuentran sin uso 2 equipos de transmisión 4G y 2 equipos fly satelital. Mientras que 3 cámaras 4K completas con variedad de lentes para grabación de ficción o documentales tampoco se utilizan”.
Otro dato no menor es que 4 de 5 móviles que cuentan con cámaras de última tecnología, están también estacionados, sin uso. Paradójicamente hay una tendencia a alquilar equipos privados para las coberturas en vivo de eventos masivos, como festivales, o el G20, tan patrocinado por el gobierno macrista como un logro de su gestión.