Se suceden las noticias que involucran a mujeres en el tránsito de cocaína de Bolivia a nuestra provincia. La mayoría aceptan transportar la droga o comercializarla a baja escala por la difícil situación económica que atraviesan.
Las noticias se suceden: mujeres detenidas en la frontera pasando droga por pasos ilegales, otras que fallecen porque las cápsulas se les revientan en el estómago y otras que narcomenudean el producto en barrios de la provincia. N ningún caso se trata de personas que ocupen un rol importante en la cadena del narcotráfico.
La situación ya había sido señalada el 24 de abril pasado por el Comité Provincial de Prevención de la Tortura de Salta cuando presentó su informe anual 2023: el el 75% de las mujeres detenidas presas en Salta – con o sin condena – tiene relación con el narcomenudeo e infracciones a la ley de estupefacientes.
“Hay 208 mujeres detenidas, 5,29% de la población carcelaria total; 81 están procesadas y el resto ya fueron condenadas. En cuanto a los delitos que cometieron, en el 75% tiene relación con el narcomenudeo e infracciones a la ley de estupefacientes” resaltaron aquella vez.
El porcentaje viene a confirmar lo que hace tiempo se evidencia: que la mayoría de las detenidas en Salta aceptaron transportar pequeñas cantidades de drogas a través de la frontera o dedicarse al narcomenudeo, que es la comercialización a baja escala. Muchos coinciden también en lo siguiente: el móvil para aceptar esas tareas es la precaria situación socioeconómica que sofoca a mujeres que en muchos casos son madres.
De allí que en otro de los puntos desarrollado por ese organismo aquel día enfatizara sobre los edificios en donde las reas salteñas se encuentran alojadas. “Son edificios que no han sido pensados para alojar a las mujeres”. “En Orán, es una casa refaccionada, derruida, que no cumple con medidas de habitabilidad en las celdas”, mientras que la Unidad 4 “es un anexo de la de varones, no cumple con las condiciones” para mujeres que en muchos casos maternan a sus hijos e hijas menores de 4 años de edad en espacios no aptos.
También dijo que las mujeres piden concurrir a las granjas penales, pero no pueden hacerlo porque esos dispositivos no están habilitadas para el género femenino. En ese marco, las acciones intramuros de las detenidas se reducen a tareas de limpieza y cocina. El dinero que cobran por las mismas es la “mitad del peculio que reciben los varones”, denunció.