Fue el primer Sumo Pontífice latinoamericano. Será recordado por su opción por los pobres, la defensa de los inmigrantes, sus críticas al capitalismo salvaje y por las reformas que introdujo en la Iglesia. Horas antes de morir bregó por la «libertad de pensamiento y a la tolerancia».
Jorge Mario Bergoglio había nacido en Buenos Aires el 17 de diciembre de 1936. Provenía de una familia que integraba un padre contador, una madre ama de casa y cinco hermanos que vivían en el barrio de Flores, en Buenos Aires. Bergoglio se diplomó como técnico químico, pero fue ordenado sacerdote el 13 de diciembre de 1969 tras haber hecho el noviciado en Villa Devoto y luego en la Compañía de Jesús. Docente de escuelas y universidades católicas, se especializó en ciencias humanas y filosofía en países como Chile, Alemania y España.
En 1973 fue nombrado provincial de los jesuitas en el país. En 1992, obispo titular de Auca y auxiliar de Buenos Aires. En 1998 fue arzobispo de Buenos Aires y en 2001 cardenal. Desde ese momento fue parte de distintas congregaciones vaticanas, como el Consejo Pontificio para la Familia y la Comisión Pontificia para América Latina, y participó del cónclave que eligió al Papa Benedicto XVI, luego de la muerte de Juan Pablo II en 2005.
El 13 de marzo de 2013 fue elegido Papa por el cónclave de ese año y dejó de ser Bergoglio para convertirse en Francisco. Era la primera vez que un representante no europeo llegaba a ese lugar y la mayoría de los argentinos sintieron un enorme orgullo porque alguien nacido en estas tierras llegaba a representar a los católicos de todo el mundo. También fue el primer Papa jesuita.
Al elegir el nombre de Francisco, en memoria de San Francisco de Asís, todos empezaron a concluir que la impronta de su gestión en el Vaticano sería la que finalmente tuvo: la de optar por los pobres, criticar las políticas que someten a los más vulnerables, condenar los mezquinos intereses que producen las guerras y bregar por los inmigrantes en el corazón de un continente rico que excluye a quienes escapan de las guerras o de la pobreza. Francisco lo dejó en claro cuatro meses después de asumir en el Vaticano: hizo su primer viaje como Pontífice a la isla de Lampedusa, el lugar a donde llegaban miles de migrantes de África y Asia porque es la zona europea más cercana a las costas africanas.
También abordó problemáticas nuevas a las que la Iglesia solía dar la espalda, como el cuidado del medio ambiente. Sobre este último punto, en 2015 escribió la encíclica “Laudato si, sobre el cuidado de la casa común”. Allí invitó a todos a una “conversión ecológica” destacando que el cuidado del ambiente está ligado a la justicia hacia los pobres y a la solución de los problemas de una economía “que persigue sólo las ganancias”.
En esa dirección también encaró una serie de reformas hacia el interior de la Iglesia para sorpresa del mundo, aunque a raíz de ello fuera el blanco de los sectores más conservadores, que no dudaron en tildarlo de “comunista”, en especial los representantes de la iglesia estadounidense. Hasta los sectores conservadores del país cargaron contra él. El actual presidente Javier Milei lo tildó de ser un “representante del maligno” en la Tierra.
La salud de Francisco había presentado varios problemas en los últimos años y recientemente estuvo internado durante 38 días por una neumonía grave. Le dieron el alta el pasado 23 de marzo. Ayer participó brevemente en la misa de Pascua y dirigió la tradicional bendición “Urbi et Orbi” desde el balcón de la basílica, donde deseó a los fieles un “feliz domingo de Pascua” y llamó a la “libertad de pensamiento y a la tolerancia” en su mensaje al mundo. Fue ovacionado por asistentes que valoraron la presencia pese a las visibles secuelas de su enfermedad.
Horas después el Vaticano emitió un comunicado. “Queridísimos hermanos y hermanas, con profundo dolor debo anunciar la muerte de nuestro Santo Padre Francisco”, declaró el cardenal Kevin Farrell, quien leyó el comunicado oficial del Vaticano. “Esta mañana, a las 7:35 (05:35 GMT), el obispo de Roma, Francisco, regresó a la casa del Padre. Toda su vida estuvo dedicada al servicio del Señor y de Su Iglesia”.