Tras la muerte de Pedro Blaquier, Lemos es el único imputado por el rol del Ingenio Ledesma en el operativo que secuestró y desapareció trabajadores. El acusado se jactaba de la colaboración de la firma con la dictadura para “limpiar el país de indeseables”.
Los lazos entre quien fuera dueño del Ingenio Ledesma y su exadministrador se remontan a aquellos negros años de la dictadura. Ambos fueron procesados por 20 casos de privación ilegal de la libertad tras las tristemente célebres jornadas de los “Apagones de Ledesma” en julio de 1976; para luego quedar imputados en la llamada “causa Aredez” en la que son investigados por los secuestros del ex intendente de Libertador General San Martín, Ramón Aredez, de Omar Claudio Gainza y Carlos Alberto Melián entre marzo y abril de 1976.
Tras la muerte de Blaquier, el único imputado es Alberto Lemos: un salteño que desde joven prestó servicios al ingenio Ledesma como administrador y mano derecha del zar azucarero. Los expedientes fueron cajoneados durante décadas y tras largas idas y vueltas, recién en julio de 2021 la Corte Suprema ordenó que la causa siguiera su cauce y remarcaron que la Casación había obstaculizado indebidamente el avance del expediente. El objetivo siempre era el mismo: que Pedro Blaquier no fuera importunado por la justicia. Al millonario la cosa le salió bien: murió impune en el año 2023.
El que ahora busca un final similar es Lemos. “Pese a que la Cámara Federal de Casación ordenó poner fecha para juzgar al exadministrador Alberto Enrique Lemos, el Tribunal Oral Federal (TOF) de Jujuy todavía no adoptó una medida en ese sentido”, destacan medios nacionales como el diario Página 12.
Eso no es todo. La defensa de Lemos además de dilatar los tiempos judiciales pidió que Lemos sea sobreseído por el allanamiento y los tormentos que sufrió el médico y exintendente Luis Arédez, secuestrado de su casa en la madrugada del 24 de marzo de 1976 y cargado en una camioneta con el logo del ingenio Ledesma. Con ese dato, la esposa de Arédez, se acercó al ingenio para pedir información y se encontró con Lemos quien le dijo que la empresa había prestado vehículos “para limpiar el país de indeseables”.
Quienes conocen las lógicas de funcionamiento de la justicia aseguran que el movimiento tiene un doble objetivo: que Lemos llegue a juicio con una acusación más escuálida y apostar a que la solicitud genere nuevas demoras. “En su escrito, los abogados de Lemos se quejaron por la extensión del proceso, que llevó a que su defendido estuviera once años y siete meses sin que se resolviera su falta de mérito. No señalaron que todo ese tiempo el expediente estuvo dormido en los tribunales para evitar que Blaquier, uno de los empresarios más poderosos del país, fuera juzgado por crímenes aberrantes” indicó la periodista Luciana Bertoia en una nota publicada en Página 12.