miércoles 10 de septiembre de 2025
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Un promedio de 22 por día | Entre abril de 2023 y abril de 2025 hubo 15.807 intentos de suicidio en Argentina

El 30% involucró a jóvenes de entre 15 y 29 años. Los datos fueron publicados hace unos meses en el boletín epidemiológico del Ministerio de Salud de la Nación. Los suicidios superaron a las muertes provocadas por accidentes viales.

Cada 10 de septiembre se conmemora el Día Mundial para la Prevención del Suicidio, una fecha que impulsó la Asociación Internacional para la Prevención del Suicidio (IASP) con el respaldo de la Organización Mundial de la Salud (OMS).

En ese marco, el diario Perfil publico los datos presentes en un boletín epidemiológico del Ministerio de Salud de la Nación y entrevistó a la psicóloga Andrea Spinosa sobre una de las aristas más complejas es el suicidio juvenil.

“Se trata de un fenómeno en aumento, y plantea de qué manera los adultos pueden intervenir para acompañar y prevenir”, explicó. Spinosa recordó que “esta es ya la tercera causa de muerte más frecuente a nivel mundial entre personas de 15 a 29 años”. Y, a nivel local, la Sociedad Argentina de Pediatría señala que representa alrededor del 33% de las muertes por causas externas en adolescentes de 15 a 19 años.

Spinosa contó que el suicidio “es un fenómeno multicausal que excede los padecimientos mentales: el entorno sociocultural, los vínculos y los recursos afectivos de cada persona son determinantes. La adolescencia, con sus cambios biológicos, sociales y emocionales, puede potenciar esa vulnerabilidad. Son situaciones de riesgo los intentos previos de suicidio, las pérdidas significativas, las separaciones, divorcios o cambios importantes en el hogar, los antecedentes familiares de suicidio y los inconvenientes para expresar la orientación sexual en entornos poco respetuosos o de baja aceptación”.

En cuanto a las señales de alarma, Spinosa dice que “pueden aparecer cambios en el disfrute de actividades que antes resultaban placenteras, tristeza persistente, irritabilidad, retraimiento, ansiedad, apatía o cansancio. También alteraciones en el sueño y la alimentación, conductas dañinas o menciones recurrentes a la muerte. Muchas veces los cambios son sutiles, pero no deben pasarse por alto”.

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